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Interfaz DIGI002 también en directo

002rack

Siempre, absolutamente siempre, he apostado por la idea de que el ingeniero de sonido forma, y debe formar parte activa del grupo musical en el que trabaja. Siendo el último elemento “humano” (o subjetivo, como quieran) que trata y procesa las señales de audio procedentes de un escenario. Su trabajo consiste muchas veces, no sólo en ofrecer una mezcla final coherente sino, además, un perfecto y controlado trabajo artístico. Un resultado que no se consigue de un día para otro, sino que es fruto del día a día, motivados por el constante espíritu de superación que empuja nuestro trabajo diario. Y aquí entra, como mínimo para mí, la necesidad de repasar, estudiar y mejorar lo que hayamos hecho en el bolo anterior. Así, siempre que me pregunten cuál ha sido mi mejor bolo, debería poder afirmar tajantemente: “el último”. Siempre.

Para empezar, con esta metodología de trabajo acostumbro a grabar los conciertos de mis grupos. Años atrás, lo hacía en cintas de casete, luego en minidisk, algún que otro acercamiento a las memorias sólidas y, ahora, cómo no, utilizando un ordenador portátil. Pero la diferencia principal no es el tipo de tecnología usada, sino el método aplicado: pasar de la grabación en estéreo, pura y dura, a la multicanal.

Evidentemente, es una grabación de trabajo, nunca para su edición profesional, puesto que en este caso no sólo se utilizaría maquinaria mejor, sino otro procedimiento bien distinto. Así las cosas, desde hace una temporada, utilizo una Digi 002 de la que aprovecho sus ocho canales de entrada (cuatro de micro o de línea, otros cuatro sólo de línea) para registrar los conciertos.

Que haya elegido una Digi 002 es por motivos tan simples como que la marca, Digidesign, me inspira total y absoluta confianza. En cuanto al ordenador, en mi caso, utilizo el más sencillo iBook G4 de Apple, el de 12”, que en su momento apenas costaba 1.000 euros. Ya les avanzo que los problemas (que los hay) nunca los achacaré a la maquinaria, pues hasta la fecha de hoy, nunca se me ha colgado el ordenador, parado la tarjeta u ocurrido problema informático alguno (quizá ayuda a esto la ausencia del SO Windows).

El cambio de la grabación estéreo a multicanal de ocho pistas es impresionante. Tanto, que incluso algunos temas grabados únicamente con propósitos internos han terminado escuchándose en diferentes emisoras, o convirtiéndose en carne de cañón para los grupos de fans

digi002

. Claro que en ello hay truco: esas canciones pasaron, posteriormente, por una larga sesión de estudio. Luego lo veremos.

La preparación
Un grupo de pop-rock moderno convencional suele utilizar una media de 20 canales desde escenario: hasta diez para la batería, otros dos para el bajo, pongamos dos guitarras eléctricas, un teclado eléctrico y/o acústico y las voces (entre ellas la principal). Evidentemente, algo tendremos que preparar para meterlos en sólo ocho canales de grabación. Todo depende de la necesidad del trabajo posterior, pero lo que más suelo hacer es grabar agrupaciones. Por ejemplo, podría descartar la opción de grabar en estéreo y ganar “virtualmente” el doble de canales. El ejemplo más claro es el teclado: puedo sumar los dos canales independientes del teclado en uno sólo (teniendo precaución de que no haya problemas de fase/contrafase). Las dos fuentes que utiliza el bajo podrían pasar simplemente a la caja de directo o DI, olvidándonos del micrófono que hemos colocado en el amplificador. Pero, aún así, no salen sólo ocho canales.

En función del tipo de sitio donde se realice el concierto ya podemos prever qué sonido final en grabación obtendremos. En espacios pequeños, muy pequeños, seguramente no realizaremos una mezcla para directo para todos los instrumentos. Normalmente, partiremos del nivel de volumen del más alto para acercar el resto a ese punto “no amplificado”, y mantener un nivel de presión sonora abordable y cómodo. Es justamente por esto que muchas grabaciones (realizadas directamente desde la salida LR de la mesa) suenan a rayos en casa. Pero es fácil descubrir que, incluso en estas situaciones difíciles, la batería y el bajo suelen compartir una misma escena sonora, por poner un nombre. Si agrupamos todos los canales de la batería y el del bajo en sólo un par, reducimos la necesidad de canales de 12 a sólo dos.

En otro canal, el tercero, podemos meter la guitarra rítmica, y en el cuarto la solista. Otro canal lo dedicaremos exclusivamente a la voz principal, mientras que nos quedan tres. En este punto debemos ser críticos y decisivos. Debemos respondernos qué nos interesará discriminar en el futuro o, incluso, la calidad de sonido final. En nuestro supuesto caso, podemos utilizar un canal para el teclado (que pasará de estéreo a mono), otro para los coros en estéreo (manteniendo su localización en el escenario). O viceversa. Evidentemente, un grupo que incorpore sólo un instrumento más hará pedazos la anterior planificación.

Hay trucos que se aprenden con el día a día. Manteniendo el anterior ejemplo, nos siguen quedando tres canales “libres”. Si dejamos uno para el teclado y otro para los coros, el tercero libre podemos utilizarlo para otros menesteres, como por ejemplo: separar el bajo de la batería, grabar las colas de las reverbs y otros efectos (nada despreciable, como luego veremos), separar el canal limpio y el de ampli de la guitarra eléctrica principal, etc.

digi002 sup

En FOH
Tomando como ejemplo la 002, ésta incluye ocho entradas mediante jack y las cuatro de micrófono vía XLR. Sólo las cuatro conmutables entre línea y micro tienen su propio nivel de previo. Los canales del cinco al ocho son fijos. Tendremos que tener preparado cableado suficiente y adecuado para la conexión; algo que no abordaré en este artículo.
Lo que más importa es saber qué tipo de mesa y qué posibilidades de “sacar señal” tengo. Si fuera la grabación de un concierto profesional, evidentemente, utilizaría un splitter de señal, separando totalmente las señales que van a FOH y las que grabaría en el disco duro para su posterior procesado. Utilizaría mis propios previos y sería, de hecho, totalmente independiente de lo que el ingeniero de FOH realizase. Hasta podría utilizar, si se da el caso, micrófonos diferentes, más adecuados para la grabación que para el directo (por ejemplo, un piano acústico con micrófonos más sensibles, que en directo serían un problema para el técnico de monitores). Pero insisto que no es el objetivo de estas páginas. Quien va a grabar el concierto en sus ocho pistas es el mismo ingeniero que, durante el concierto, bastante trabajo tendrá como para estar atento al cómo y qué se está grabando a tiempo real. Por lo tanto, bastará prestar atención a lo que realizamos a continuación.

En tiempo récord (nos pagan para sonorizar, no para grabar), tendremos que resolver una incógnita: ¿Dónde conecto?

En nuestro ejemplo hay cuatro canales directos: las dos guitarras, la voz principal y los efectos. Sólo disponemos de la Digi 002 y cableado. Muchas mesas incorporan en su panel de conexiones de canal una salida, etiquetada normalmente como “direct”. Ésta suele ser la señal de la mesa de ese canal, en concreto justo después del proceso de ganancia. Otras incluyen la ecualización, otras también los insert, otras hacen que el nivel de salida dependa del fader de canal... Pero, lo interesante es saber que si en el directo mantenemos controlado el nivel de ganancia, también lo tendremos durante la grabación. Los indicadores de nivel de canal tendrían que ser los mismos que en el ProTools.

Otra posibilidad es utilizar un cable en forma de Y, que amén de reducir un poco el nivel de voltaje efectivo, enviará la misma señal “limpia” tanto a la mesa como a la tarjeta de sonido. Por un lado, es una muy buena opción, puesto que evitamos pasar la señal por dos previos, pero por otro, tendremos que tener un ojo a la pantalla del ordenador para ver si el nivel ha “crecido” mucho desde el inicio del concierto. Esto suele ocurrir, por ejemplo, con los guitarristas eléctricos que, emocionados a media actuación, siempre terminan por darle más caña. Ya saben que un exceso de ganancia se traduce en distorsión.

¿Cómo agrupamos el resto? Lo fácil es pensar en los subgrupos o VCAs. Es fácil encontrar salidas dedicadas para esos canales. Pero el inconveniente sigue siendo las diferencias de nivel entre el inicio del concierto y su punto álgido. Nadie en su lógica bajará el nivel de la batería sólo porque está viendo lucecitas rojas en la pantalla del ProTools. Lo que sí podemos hacer es trabajar con los auxiliares libres que tengamos o con los poco usados Matrix. Resultan más efectivos, puesto que nos permiten controlar de manera independiente el nivel de salida de cada grupo o, incluso, tener un nivel constante e independiente de lo que realicemos en FOH. Además, tampoco nos obligamos a utilizar los subgrupos o los VCAs en función de lo que queremos grabar: separamos en dos las funciones de la mesa de control.

Claro está que todo esto depende, en gran medida, de la mesa que estemos utilizando.

La grabación
Técnicas avanzadas de ProTools al margen, sabemos que el software y hardware tienen limitaciones. La grabación simultánea de ocho canales no es tarea fácil, menos para un portátil G4. Aunque nunca me he encontrado con problemas irresolubles, también es verdad que he evitado buscarlos. Aún así, alguna vez los he puesto al límite, añadiendo a algunos canales un compresor en tiempo real. Lo hago cuando estoy convencido de que habrá algún desajuste en los niveles. Pero cada compresor insertado es pedirle más al ordenador. Tratándose de una 002 (ya descatalogada a favor de una 003), no tengo más que aplaudir.

Después del concierto
Un consejo: nunca, absolutamente nunca, dejen que los músicos escuchen lo grabado sin antes estar convencido de que pueden hacerlo. Bromas a parte, hay cosas que tenemos que tener en cuenta. Aunque realicemos una escucha de lo grabado en multipista, siguiendo el anterior patrón, nos daremos cuenta de que seguramente no hemos “grabado” la mezcla, que es una de las partes más importantes de nuestro trabajo remunerado. Tendremos voces sin tratar que suenan muy alto y nasales, guitarras rítmicas a primer plano, solistas al fondo, teclados estridentes… Hay trabajo detrás, pero un trabajo que recompensa. Ahora lo veremos.

Suelo “editar” los conciertos registrados como si se trataran de un directo. Una vez verifico que todo está bien grabado, realizo las ecualizaciones y procesados de dinámica necesarios para que el proyecto vaya tomando forma. Luego, si todo se ha grabado de manera “lineal” (es decir, al estilo PRE-fader), escucho el concierto de nuevo, a la vez que controlo a tiempo real los niveles. Recuerden que es un “audio de trabajo”.

Una vez está más o menos editado, puedo mostrarlo con ciertas ventajas. Por ejemplo, puedo discutir con el artista o director musical los efectos que incorporé a las voces u otros instrumentos. Por eso dediqué una pista a ellos. Con los inserts a tiempo real adecuados, podremos incluso “jugar” a buscar nuevos efectos o configuraciones más precisas para próximos conciertos.

Podemos eliminar uno de los guitarras para descubrir si los acordes de uno y/o de otro son correctos. El guitarrista puede mejorar su interpretación obteniendo una copia del último concierto sin su guitarra. Hasta el propio cantante podrá tener su propio karaoke.

La ventaja de un líder
Déjenme ahora hacer un poco de publicidad, si me lo permiten. Elegí una 002 por sus prestaciones y familiaridad con el ProTools (aunque utilizo la versión LE, puedo ir con esos archivos a casi cualquier estudio profesional del mundo y trabajar con ellos sin conversiones ni problemas). Pero existe una consola, llamada DigiDesign Venue. Esta mesa ha sido concebida para acercar la técnica ProTools al mundo del directo, hasta el punto que es totalmente compatible con un sistema HD multicanal. Esto significa que con una Venue bien configurada tendremos exactamente una copia idéntica de lo que hemos sonorizado en directo. Punto por punto. Y hasta podremos escuchar una o mil veces la última actuación, para ir perfilando todos los aspectos que se centran en el trabajo en FOH. Sin limitaciones. No me digan ahora que no les gustaría tener una.

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