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Sterling Ray 34 Natural. Experiencia Music Man.

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Si aún viviera Leo Fender, seguramente lideraría este nuevo diseño. Ernie Ball puso los cimientos a MUSIC MAN. Nacido en 1930, en 1958 puso una pequeña tienda de instrumentos musicales en Tazana (cerca de Hollywood-USA) donde sus clientes lo que más le demandaban eran sus guitarras, tomando por su mediación una enorme fama entre los músicos por toda América.

Pronto se puso en contacto con el entonces muy famoso diseñador Leo Fender y alguno de sus compañeros en FENDER, para resolver específicamente unas partes de los diseños que a su juicio podrían ser mejorables (por ejemplo con el tema de las cuerdas).

También trató de resolver sus intentos de mejoras, consultándoles a GIBSON (constructor de guitarras anterior a FENDER) y finalmente mejoró unos diseños propios de cuerdas que vendía con mucha demanda en su tienda y desde entonces a todo el mundo.

Los comienzos de MUSIC MAN
Hacia el año 1971, momento en que Leo Fender había traspasado sus diseños a CBS en 1965, dos de sus empleados llamados Forrest White y Tom Walker, estaban muy descontentos con estas nuevas iniciativas comerciales de FENDER, decidiendo ambos constituir su propia empresa que en principio denominaron TRI-SONIC, luego MUSITEK INC y definitivamente MUSIC MAN INC en 1974 en donde acabó participando el mismo Leo Fender, una vez desligado definitivamente con el contrato que le mantenía unido a CBS, siendo en 1975 nombrado “Presidente de MUSIC MAN”.

Llegando 1976, se masifica con éxito la producción de esta empresa que, desde entonces y hasta hoy, es conocida como MUSIC MAN, tomando como referente ese año para celebrar periódicamente sus aniversarios con diseños especiales. Así por ejemplo, recientemente en 2006 ofrecieron un espectacular modelo “de treinta aniversario”.

Sterling Ball era en 1975 uno de los probadores de Leo Fender, que acabó estando muy vinculado con MUSIC MAN. Junto con Leo Fender y Walker diseñaron el bajo STINGRAY (a cuyo primer prototipo denominaron STERLING) que aportaba muchas novedades entonces como sus nuevas pastillas HUMBUCKING y circuitos activos con ecualizaciones a dos o a tres bandas, alimentadas con una pila de 9 voltios. Esto causó una gran sensación en el mercado de las guitarras eléctricas (también en guitarras-bajos) por parecer un modelo “perfecto” en cuanto a su sonido, forma (parecida al JAZZ BASS de Leo) y “empuje” de su señal hacia el amplificador. A partir de ese momento, otros fabricantes también empezaron a incorporar en sus modelos esos circuitos activos alimentados por la ya típica pila “de petaca” de 9 voltios, que como en este modelo, iba alojada en un cajetín independiente en la parte trasera del cuerpo de la guitarra.

También presentaron otras novedades, como su acabado en colores más satinados, especialmente en la parte posterior del mástil, para deslizar más cómodamente la palma de la mano a lo largo de él. Ernie Ball puso “su guinda” instalando sus magníficas cuerdas en esos nuevos modelos de MUSIC MAN y por los que ya muchos “alucinaban...”. Luego, año a año, ampliaron el número de modelos, incluso con bajos de cinco o más cuerdas, al capricho de sus usuarios músicos.

En 1980 MUSIC MAN adquirió una nueva dimensión empresarial en la que ya Leo Fender quedaba fuera de la empresa, diseñando él por su cuenta nuevos modelos. Pero tras la muerte de su esposa en 1979, que le afectó bastante, y ya envejeciendo, prácticamente se fue retirando de la producción, hasta que definitivamente el Parkinson le alejó aún más de esta pasión, de la que sin duda fue uno de sus principales maestros diseñadores. Falleció el 21 de marzo de 1991. Muchos continuamente le añoramos por sus excelentes innovaciones.

En ese periodo, Ernie Ball se involucró mucho más en MUSIC MAN, trabajando conjuntamente con Sterling en la fabricación de nuevos modelos de esa compañía, hasta el punto de que, en 1984, la adquiere el propio Ernie Ball, cuando además de guitarras ya fabricaban también amplificadores, con una importante penetración en el mercado mundial.

 

MUSIC MAN manifiesta ser hoy la Compañía Nº 1 en ventas en USA de cuerdas tanto para guitarras como para bajos (con la marca “Ernie Ball”)

 

Sterling Ball (hijo de Ernie Ball) es hoy dueño de MUSIC MAN, por lo que decididamente esta compañía “mima” a su modelo que aquí hoy presento. Además este diseño es el heredero del antes llamado “StingRay”, cuyo “primer padre” fue ni más ni menos que “Leo Fender”, cosa que se aprecia por su forma general en este “Sterling Ray 34”.

Ya el “StingRay” presentaba entre sus varias novedades esa disposición de las llaves en la Pala Afinadora de “3+1”, idea del propio Leo, quién entonces opinaba sobre ello que de esa forma se evitaban “puntos muertos” al pulsar ciertas notas, lo cual podía apreciarse en los anteriores diseños, en los que las cuatro llaves se sitúan a un lado y en línea.

También fue acertada novedad su “gran pastilla” con excelentes resultados en el sonido. Desde 1984, el modelo de bajo eléctrico “StingRay” fue el mimado de MUSIC MAN y desde que apareció el STERLING RAY 34, esta, su perfeccionada heredera.

El modelo “Sterling Ray 34” que tengo entre mis manos
En 1993 apareció por primera vez este modelo de bajo Sterling que pronto alcanzó un éxito impresionante de mercado por todo el mundo y como una gran innovación.

Hasta llegar a hoy, no ha sufrido demasiadas modificaciones, pues sigue teniendo éxito. El número “34” que aparece en su denominación, se refiere a la longitud del mástil, de 34” (pulgadas) como lo que Leo Fender estableció para su “Jazz Bass” y como prácticamente sigue siendo un estándar para todos los fabricantes en los bajos de cuatro cuerdas. Leo tomó esa referencia, midiendo el mástil de un violonchelo que tenía por su estudio de trabajo (no fabricado por él) según cuenta en sus memorias.

En 1998 aún se expandió mucho más la fábrica de MUSIC MAN, incluso montando otras fuera de los EEUU, pero siempre supervisando y controlando minuciosamente sus resultados desde su central norteamericana. Este modelo que a mí me llega está fabricado en Indonesia, pero no sabría diferenciarlo de otro semejante “made in USA”, pues su acabado es impresionantemente perfecto.

Le llaman “Natural” debido al color de la madera “desnuda” con el que está construido su cuerpo, con un barniz excelente y satinado que le proporciona mucho atractivo visual; se aprecian en él las propias vetas de esa madera. El cuerpo está construido con madera de fresno, el mástil con arce, con su frontal o diapasón (con 21 trastes) de madera de palo rosa. El mástil va fuertemente atornillado al cuerpo.

Contiene una sola pastilla HUMBUCKING pero doble (con ocho entrehierros) de muy alta calidad, una pieza clave y no la única, pero muy responsable para conseguir ese buen sonido.

Lo pruebo a través de un analizador de frecuencias
Como con otros bajos que pasan por mis manos, este modelo lo he probado intercalándole un analizador de frecuencias a continuación de su salida de señal electroacústica, situando sus tres potenciómetros de ecualización (alta, media y baja gama), en sus posiciones intermedias y manteniendo al máximo el potenciómetro del volumen.

Del resultado de esta prueba podemos observar  un excelente comportamiento coordinado entre las cuatro cuerdas, especialmente en las bandas del entorno de entre los 200 a los 500 Hz que en principio se correspondería a la mayoría de las notas que deberían destacar en este tipo de instrumento. Logra pues así un repunte en esa zona que es de agradecer.

También es verdad que si, en lugar de mantener los controles de la ecualización en su parte intermedia, lo hiciéramos a sus posibles máximos, la extensión de esas curvas en el gráfico sería mayor por ambos lados extremos, pero sin duda, la banda anteriormente citada permanecería de una forma similar a la ahí representada.

Hay que tener en cuenta que en el anális gráfico no representa a ningún “volumen o fuerza” de la señal entregada que, por supuesto, es muy poderosa (de ello tiene que ver su magnífica pastilla y con tan soberbios ocho entrehierros).

Conclusiones
Su circuito activo contiene un preamplificador a tres bandas, el cual es muy controlable con los potenciómetros delanteros, para así lograr muy variados sonidos, según los estilos de música que con él pretendamos conseguir, desde el más profundo para el jazz al más impactante y brillante para el “funk”, eligiendo igualmente posiciones intermedias.

Sus cuerdas, por supuesto, son de ERNIE BALL que siempre a mí me han entusiasmado. Sus clavijas de afinación son grandes y muy típicas de los primeros modelos FENDER, aunque últimamente ya se están poniendo de moda a tamaño menor, igual de efectivas que estas.
Aprecio en este modelo un peso (4,22 Kg) mayor que en otros de la competencia (que los van aligerando, por ejemplo, reduciendo la cantidad de madera empleada en la construcción de su cuerpo), pero éste da una sensación de “poder” y, desde luego, se sobrelleva muy razonablemente sobre el cuerpo del músico que lo porte.

Pero lo mejor de todo está cuando le conectamos el cable y lo “enchufamos” a un amplificador, pues entonces “se magnifica su poder” y estilo rotundo en la misma proporción que su peso, que sin duda en algo deberá influir para conseguir tal objetivo y que se nota al oído...

 

Es un bajo sobrio, elegante, con personalidad, por ejemplo con el golpeador negro en el centro que le identifica con respecto a otras marcas

 

Su puente robusto proporciona un agradable y prolongado “sustain” a las cuerdas, muy probado y eficaz, al estilo de los de Fender, ajustable con facilidad si fuera necesario mediante “llaves Allen”, de las que se adjunta un juego. También viene acompañado este bajo de una buena funda de lona negra muy fuerte para transportarla. Son detalles agradecidos. Al frente, cuatro potenciómetros (uno de volumen general y los otros tres para controlar nuestros deseos de ecualización para cada tema y en bandas separadas) son perfectamente accesibles y con una torsión muy cómoda de uso.

No hay inútiles serigrafías sobre el instrumento, salvo las correspondientes a la marca y modelo, así como los señalizadores típicos en madreperla sobre el diapasón, que sin duda son en muchas ocasiones de gran ayuda para el músico.

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