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La producción. Aspectos que tanto músicos como técnicos deben tener en cuenta al enfrentarse a una grabación.

Cuando a un grupo musical o a alguien en particular se le ocurre la idea de pasar por un estudio de grabación para que quede registrado y llevado a un soporte físico lo que ellos tocan o interpretan, muchas veces no queda suficientemente claro, por adelantado, lo satisfactorio que va a ser el resultado de la grabación desde el punto de vista artístico. En caso de que exista la figura del productor musical, éste suele ser el encargado de hacer que esto se cumpla. Para ello, tiene que existir un presupuesto económico mínimo que cubra esta importante responsabilidad, pero no siempre es así. Existen muchas ocasiones donde los músicos se enfrentan directamente a la grabación con sus instrumentos como únicas armas, y esto, normalmente, no suele ser suficiente. Unos y otros, músicos y técnicos, presuponen que la otra parte lo hará de la mejor forma posible para que el trabajo quede digno y presentable. Normalmente, es el técnico de sonido, dada su mayor experiencia en el medio, el que conoce los pasos. Sin embargo, los músicos muchas veces deben enfrentarse a la grabación con poca o nula experiencia.

¿QUÉ DEBEN TENER EN CUENTA LOS MÚSICOS?
Lo primero en lo que cualquier músico piensa cuando se va a enfrentar a una grabación es en la calidad de la ejecución musical que va a realizar. En sí mismo, esto es un aspecto vital de su trabajo, y es obvio. Si le preguntamos: “¿Y cómo va a sonar?” Su respuesta muchas veces será: “Si está bien ejecutado musicalmente, sonará bien”. ¿Es esto siempre cierto? Normalmente, no.

Para conseguir una respuesta positiva, el músico debe preocuparse de aspectos más amplios, pero no menos importantes, que tienen que ver con la sonoridad de su instrumento, la afinación, los arreglos, la tecnología, etc. En general, cada uno de los músicos que componen el grupo debe tener en cuenta múltiples aspectos. Algunos de los más importantes son los siguientes:

BATERÍA
Desde los tiempos de James Brown hasta el día de hoy, la batería, en el ámbito de la música moderna, es el motor de la banda. Si un batería cumple su papel, la grabación tiene más de un 60% de posibilidades de llegar a buen puerto. Ya sabemos que tenemos de nuestro lado sistemas como Beat Detective y Sound Replacer para ayudarnos pero, en cualquier caso, ellos entrarán en escena más adelante.

El primer aspecto que debe tener en cuenta es el tempo. Esto es innegociable. Ha de tener un tempo sólido aunque tengamos tecnología que corrija desajustes. No nos apoyemos en ella sino en nuestra musicalidad.

Otro aspecto que un batería debe tener en cuenta es la afinación de su instrumento como aspecto vital de su sonoridad. Cualquier músico lleva junto a su instrumento un afinador, pero no así los baterías. Afinar la batería es un aspecto más complejo que hacerlo con cualquier otro instrumento, pero no por ello imposible. No es el propósito de este artículo hablar en profundidad de este (apasionante) tema y seguro que Blas Fernández, otro de los colaboradores de esta revista, tiene preparado un buen artículo al respecto en breve. Debemos tener en cuenta la afinación propia del casco de cada elemento (por ejemplo, en muchos modelos de la marca DW en el interior del casco viene una nota de referencia). Si no, hay que utilizar un afinador o un estroboscopio, o grabar y analizar el sonido que nos proporciona cada pieza. Cubase posee una excelente herramienta de análisis frecuencial. Wavelab también lo tiene. De esta forma, sabremos cuál es la frecuencia fundamental (la que proporciona el pitch o afinación) del sonido en cuestión y actuar en consecuencia.

Es conveniente disponer de parches nuevos en todas las piezas, adecuados al estilo musical. Hay que atender en cada parche al sonido que aparece en cada tornillo de afinación, y tener en cuenta la tensión y la relación musical que exista entre el parche inferior y superior en cada pieza y entre todas las que forman la batería. Para esto último en concreto, existen diferentes enfoques de los que seguramente el profesor que te dé clases te puede informar.

Si todos los elementos de la batería son importantes, el bombo y la caja son vitales. Por lo tanto, necesitan una especial atención. La resonancia del bombo y/o su muteo con diferentes elementos, como alguna pequeña manta o toalla, un muffle, uno de los dos parches con algún apagador, etc. hay que tenerlo en cuenta, aunque no siempre es necesario. Con respecto a la caja, debemos probar diferentes diámetros, profundidades y acabados para ver las diferencias musicales y tímbricas con el mismo ritmo. Y también tener en cuenta que existen herramientas de edición de audio como Sound Replacer o plug-ins como Drumagog que nos pueden ayudar a conseguir el sonido más adecuado de caja para cada canción.

Con respecto a los platos, se debe disponer de elementos de calidad, y la relación tonal entre ellos debe ser adecuada incluso con respecto a la estética musical que se toca. Un plato ride de jazz no va tener cabida en un grupo pop donde se necesita un mayor ataque con un menor sustain. Por eso existen diferentes gamas de platos para diferentes estilos.

Para quien esté pensando en una edición posterior a la grabación, imaginemos la cara que va a poner el batería cuando le diga el técnico de sonido algo similar a: “Ese plato no lo toques y lo pegamos después...”. Todos los músicos deben ser conscientes de las posibilidades que la tecnología nos ofrece hoy. Sin embargo, con el ejemplo anterior, y en el caso de un batería, puede resultar un problema añadido que su técnica musical debe ser capaz de resolver.

Otros elementos de percusión
¿Qué criterio tiene un batería con respecto a elementos a añadir posteriormente en el ámbito de la percusión? Es típico el ejemplo de pretender añadir una pandereta o un shaker y que eso entre en conflicto con la parte que el batería ya ha grabado. Si el batería lo tiene en cuenta desde el principio, su ejecución en una determinada parte de la canción estará condicionada por ello. También es verdad que esto forma parte del ámbito de los arreglos que se debieran haber trabajado previamente.

Batería y caja de ritmos
Existen veces en las que se combina una batería acústica con algún tipo de secuencia rítmica. Ser capaz de encajar musicalmente con ella es un gran punto positivo para cualquier batería. Para el resto, Beat Detective.

BAJO
Primero, lo obvio: batería y bajo forman la sección rítmica. Estamos en el 75% de posibilidades de conseguir una gran grabación. Del bajista no necesitamos slaps a 300 bpm ni riffs que dupliquen la velocidad del guitarrista. Se necesita pulso, groove y sonido. Tempo y feel adecuados. Todo ello es parte del estudio del instrumento. Además, que seamos capaces de poder escuchar el bajo en modo solo y estar conformes con ello al 100%.

Desde el punto de vista técnico, hay que tener en cuenta el timbre más adecuado para el tema a grabar. Afrontar una grabación de cuarteto de jazz con un Musicman no es, de entrada, lo más adecuado, o pretender grabar un tema fusión con un Precision del 61, tampoco. El timbre del instrumento, el ataque que conseguimos de cada nota, es algo imprescindible en el bajista. Tampoco hace falta tener 20 bajos diferentes sino ser capaces de intuir de qué forma sacamos el timbre que tenemos -¿lo tenemos?- en la cabeza para esa canción. Escuchando los primeros discos de Red Hot Chilli Peppers o de Jamiroquai, es palpable que el timbre es adecuado para el estilo. ¿Nos imaginamos intercambiando los bajistas de grupo?, ¿funcionaría?

La afinación hay que comprobarla constantemente, así como el quintaje del instrumento, sobre todo más aparente a partir del doceavo traste, hay que tenerlo en cuenta.

Con respecto al arreglo musical, ha de haberse trabajado concienzudamente en relación, sobre todo, con el batería. Bajo y batería deben ser capaces de tocar el tema de principio a fin sabiendo en todo momento dónde están y cuál es el feel apropiado en cada caso. Musicalmente hablando, esta interrelación tiene que ser adecuada e interesante para el tema y el estilo, haciendo que el groove conseguido apoye y propulse la canción.

Pedales y sonidos especiales
En el caso del bajista no es imprescindible. En un 90% de los casos, no es parte imprescindible de la canción, y muy posiblemente el productor (si lo hay) nos pida que lo dejemos en off.

GUITARRAS
Como todos sabemos, el mundo de la guitarra y los guitarristas (... ¡buff!) es amplísimo. Diferentes estéticas musicales conllevan una miríada de diferentes sonidos en todos los diversos estilos. Independientemente de todo ello, cualquier guitarra debe ser capaz de disponer de varios sonidos propios adecuados al estilo musical a grabar. Eso no significa inevitablemente pisar varios pedales, sino adecuarse en ejecución y sonido a la parte musical en concreto.

También es necesario conocer su equipo en profundidad, cómo responde su instrumento, los amplificadores y los diferentes efectos de que disponga y sacarles el máximo partido. En el caso de multiefectos, no es suficiente con utilizar el preset número X para sonar bien sino que dicho preset sonará bien si aspectos como ganancia, tono, selección de pastillas, etc. están hechos adecuadamente.

En una reciente masterclass organizada por MrJam CMM en Bilbao con el guitarrista inglés Guthrie Govan, tuvimos la ocasión de conocer de cerca su enfoque con respecto al sonido, únicamente utilizando el volumen, el tono y la selección de pastillas, y realmente fue muy demostrativo de la gran utilidad de estos simples elementos.

Podemos preguntar a un guitarrista: “¿Puedes tocar esto con una acústica?” Y muchos pondrán cara de póquer. Por eso, debemos estar preparados para enfrentarnos a estos aspectos.

TECLADOS
En nuestro grupo, ¿qué necesitamos o tenemos: un pianista o un teclista? Ésta es la mayor batalla a la que se enfrentan muchos grupos. El pianista que es capaz de cubrir la necesidad del grupo de teclista o el teclista que es, además, un pianista avezado tienen un mundo de éxito por delante en el mundo de la música. Sin embargo, éste no es siempre el caso. Muchos pianistas no comprenden que su grupo y el mundo no necesitan otro solo de Michael Camilo sino unos colchones de teclado que aporten amplitud, profundidad e interés a esa estrofa de dos acordes que está grabando, y que estos aspectos, muchas veces, no se consiguen con notas sino con sonido. Este sonido, otra vez, no es parte única de elegir el preset X2 sino de trabajar aspectos de mayor profundidad como el ataque, decay, sustain, release, etc. Os recomiendo escuchar al gran teclista, pianista y productor Jim Beard.

VOZ
La voz es el alma de la canción, la guinda del pastel. No permitamos tener ni una mala melodía ni una ejecución vocal que no sea perfecta. Los aspectos que un vocalista debe tener escritos en su frente son el feel, la melodía y la afinación. Y, por supuesto, la letra: apréndela de memoria e interprétala; eres un actor representando un papel.

Para los editores de audio, plug-ins como Melodyne nos ayudarán con la afinación.

El vocalista debe estar preparado para que se le pida una interpretación diferente a la realizada en su primera o sexta toma, un correcto inglés u otro idioma en el que esté cantando en el caso de que no sea el propio, y que sea capaz de crear e interpretar dobles voces y/o segundas voces a su propia voz principal. Y si ya nos propone coros en diferentes partes del tema, perfecto.

Y, ante el más mínimo comentario sobre la ejecución musical, nunca hay que decir la frase: “... Qué pasa, ¿que no os gusta mi voz?” Sé capaz de valorar y tener en cuenta cualquier comentario que ayude a tu grabación.

¿QUÉ DEBE TENER EN CUENTA EL GRUPO?
El grupo debe ser consciente de que, por encima de la individualidad de cada uno, está la canción o el tema que se pretende grabar. Si, para ello, determinado elemento debe modificarse o sacrificarse (esa intro de guitarra de tres minutos en un tema de cinco minutos...) no debe ser algo para tomarlo como una afrenta personal.

En el caso de que exista un contrato discográfico y/o un productor, el grupo debe tener en cuenta que puede darse el caso de que a un determinado integrante del grupo se le mande para casa porque no se ajusta a las exigencias de la producción y sea un músico de estudio quien grabe su parte. Incluso todo el grupo se queda en casa y son otros los que graban. Nos sorprenderíamos si supiéramos en cuantos grupos ha ocurrido esto. Este aspecto en sí mismo puede crear una tensión inasumible para algunos de los que formen el grupo y llevar a muy desagradables consecuencias. En cualquier caso, debemos asumir que esto es una industria (y ojalá lo sea más aún en un futuro cercano en nuestro país) y, como tal, ha de tener unos estándares de calidad para poder competir con otros productos musicales.

Es por todo ello que debemos, primero, estar preparados musical y psicológicamente para la grabación y, segundo, tener y dejar muy claro todos estos aspectos antes de entrar en el estudio. Posiblemente, el orden debería ser el inverso, ¿no?

 

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