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Previos: ¿Qué son y para qué sirven?

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NEVE previos toniMateos

Transparentes o con carácter, de transistores o a válvulas, en rack o serie 500... Los previos de micro son una herramienta indispensable en cualquier estudio de grabación, pero a menudo nos vemos abrumados por la enorme oferta que existe hoy en día en el mercado.

En este artículo vamos a tratar de darte las claves para que puedas elegir el previo adecuado a cada situación, sin caer en complicadas explicaciones técnicas, y basándonos en la experiencia de nuestro propio estudio.

 

¿Para qué sirve un previo?

Lo más importante a la hora de adentrarse en el vasto universo de los preamplificadores de micro es saber cuál es su función e importancia dentro de la cadena de grabación. Para ello retrocedamos unos cuantos eslabones, y fijémonos en la fuente de sonido. Esta puede ser una voz, una trompeta o una batería, cualquier elemento que queramos grabar y que altere las propiedades del medio (en este caso el aire) mediante ondas. Esas ondas interactuarán en mayor o menor medida con los objetos que encuentren a su paso.

Por lo general no contendrán la energía suficiente como para producir cambios significativos en nuestras paredes, suelos o mobiliario... A no ser que choquen con algún elemento realmente sensible y ligero: la membrana (o cinta) de un micrófono. Estos están concebidos para poder excitarse incluso con un mínimo susurro, y que algunos de sus componentes vibren generando una pequeñísima corriente eléctrica o micro voltaje que viajará a través de nuestros cables.

 

Se produce en este punto el primer “cambio de estado” del sonido, ya que pasamos de pequeñas oscilaciones en el aire (presión, temperatura...) a tener una minúscula señal eléctrica

 

Ésta es tan insignificante que no es posible trabajar con ella. No podríamos ecualizarla, comprimirla ni convertirla a señal digital, ya que no posee la energía suficiente como para considerarse operativa. ¿Cómo podemos entonces amplificar esa señal y hacer que alcance los niveles adecuados? Efectivamente, como ya debes haber intuido, esa es la función de un previo de micro.

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Alterando el sonido

Llevar a cabo esa amplificación no es tarea fácil. Hacen falta muchos cables, transistores, resistencias y tornillitos para conseguirlo. En ese proceso nuestra señal original puede sufrir serias alteraciones, como la aparición de harmónicos o la acentuación o desaparición de determinadas frecuencias. Con toda seguridad los primeros fabricantes de previos intentaron evitar al máximo estas distorsiones, hasta que ¡oh, sorpresa! se dieron cuenta de que en algunos casos “enriquecían” el sonido, haciéndolo más agradable a nuestros oídos.

 

Es el caso de los previos Neve, que de manera natural “colorean” el sonido comprimiéndolo sutilmente y rebajando ligeramente su estridencia, convirtiéndolos en un elemento indispensable en las grabaciones de rock, pop, funk y soul

 

Sin embargo, otros fabricantes (Millenia, DAV Electronics, etc.) han conseguido que esas distorsiones sean mínimas, ofreciendo previos muy transparentes y fieles a la señal original. Suelen utilizarse en grabaciones donde se requiere un alto nivel de sensibilidad en la captación de los matices, como cuartetos de cuerda, orquestas sinfónicas, etc. aunque funcionan estupendamente en cualquier otro ámbito.

La “velocidad” con la que un previo amplifica la señal eléctrica conferirá también ciertas características al sonido resultante. Así, encontramos previos muy rápidos desempeñando esta labor, como son los fabricados por la firma API.

Esta particularidad los convierte en ideales a la hora de traducir los transitorios de instrumentos de percusión, añadiendo un plus de agresividad y punch muy valorado en determinados estilos. Por el contrario, la circuitería de Neve ralentiza sutilmente el ataque de la señal, cosa que aporta a su vez una calidez que puede venir muy bien en algunas grabaciones.

¡Para gustos, colores! En nuestro estudio de grabación de baterías contamos con doce previos API, cuatro previos Neve, y cuatro DAV Electronics para poder atender las preferencias de nuestros clientes.

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Formato

La mayoría de las mesas de sonido llevan integrados sus propios previos en cada canal. También algunos conversores AD/DA, cosa que facilita la tarea y abarata costes a todos aquellos que quieren iniciarse en el apasionante mundo de la grabación. Pero si estás pensando en adquirir previos por separado tendrás que elegir entre dos formatos diferentes: rack o serie 500.

¿Cuál es la diferencia entre ellos? Según las fuentes consultadas no existen diferencias de sonido, aunque sí de precio y de posibilidades de configuración. Los bastidores de la serie 500 ofrecen un conjunto de ranuras en las que podremos insertar los diferentes previos que vayamos adquiriendo. Puedes comprarlos de uno en uno, mientras que en formato rack suelen estar disponibles únicamente de dos en dos, o de cuatro en cuatro.

 

El módulo que aloja los slots de las series 500 dispone de una única fuente de alimentación para todas las unidades, cosa que abarata considerablemente los costes

 

Encontraréis un sorprendente abanico de precios en el mercado, dependiendo de la marca y calidad del bastidor. En principio, al tratarse básicamente de una fuente de alimentación que tiene que ofrecer un voltaje determinado, no deberían existir diferencias en cuanto al sonido, aunque sí en lo que concierne a la durabilidad y fiabilidad.

 

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Aplicaciones

Entonces, ¿existe un previo ideal para cada instrumento, o todos valen para todo? Según los ingenieros a los que hemos consultado, todo es cuestión de gustos. ¿Qué buscamos para cada ocasión? Es cierto que la estética de algunos estilos nos puede llevar a decantarnos por unos previos concretos. Grabar baterías de rock con API puede ser una muy buena decisión. Pero también lo será hacerlo con Neve. Todo dependerá del matiz que queramos (o podamos) darle.

 

Importancia de un buen previo

Como suele decirse, una cadena es tan débil como el más débil de sus eslabones. En el proceso de grabación de sonido deberemos ser cuidadosos con cada uno de los elementos, pues estaremos supeditados al de peor calidad. Bajo mi punto de vista, existen dos grandes fases en el proceso de grabación, cuyo punto de inflexión es el cambio de estado del que antes os hablaba.

 

Podríamos dividir estas fases en “emisión” y “captación”. En la fase de emisión habrá que atender a los factores acústicos del proceso, en los que el sonido es todavía una alteración de las propiedades del medio en que se transmite

 

Aquí nos afectará la acústica de la sala, la afinación del instrumento, la interpretación del músico, e incluso otros matices psíquicos y emocionales de las personas implicadas, sutiles pero perceptibles sin duda. En mi opinión, y basándome en mi propia experiencia, podría afirmar que la interpretación del músico es el elemento diferenciador de esta fase.

API tonimateos groove factory

La fase de captación del sonido empieza en los micrófonos, y sigue por los cables, previos y conversor analógico-digital (en el que se producirá el segundo cambio de estado de nuestra señal: pasará de micro voltaje eléctrico a ceros y unos). Todos los pasos, como decíamos, son muy importantes, pero bajo mi punto de vista la elección de los micrófonos (dinámico/de condensador/ de cinta), su patrón polar (cardioide, omni, figura de ocho, etc), y su colocación frente a la fuente de señal son los más perceptibles de todos.

Por supuesto que todo ello será procesado y amplificado por nuestro previo, pero estaremos adentrándonos en el terreno de las sutilezas a la hora de elegir el “color” o “carácter” del sonido resultante. La elección del conversor AD/DA estaría en el tercer puesto en cuanto a perceptibilidad de las diferencias, dejando el último lugar a la de los cables (absolutamente imperceptible si funcionan correctamente).

En nuestro estudio de grabación de baterías online hemos podido realizar infinidad de pruebas para determinar cuál es el nivel de importancia de cada uno de los eslabones de la cadena. Podríamos concluir que todos los elementos de la fase de “emisión” son mucho más perceptibles que los de la “captación”, y dentro de ésta la elección del previo ocuparía la segunda de cuatro posiciones.

En un test a ciegas publicado en nuestro canal de YouTube pusimos a prueba a diferentes ingenieros de sonido, invitándoles a descargar unas pistas de batería que habían sido grabadas con API y NEVE a la vez. Debían determinar qué previos se habían utilizado para cada ocasión. Tan sólo un 50% acertaron el resultado.

 

Entonces ¿debemos invertir en unos buenos previos? Absoluta y rotundamente sí. Como decíamos, es importante que todos los eslabones de la cadena de grabación sean de la mayor calidad posible

 

Ten en cuenta que todo nuestro trabajo pasará tarde o temprano por un previo, y este no debe arruinar la interpretación del músico. También es cierto que un previo no hace milagros: no conseguirás mejorar nada de lo que está pasando “al otro lado del micrófono”.

 

Conclusión

¿Qué es lo que aportan los previos a nuestra grabación, desde el punto de vista musical? La respuesta sería un matiz, un tono, sutil pero perceptible. Imagínate pintando un cuadro: necesitarás diferentes colores. No sirve cualquier azul, cualquier verde... Querrás plasmar en el lienzo aquello que tienes en tu cabeza, y para ello será necesaria una amplia paleta de colores que te permita expresar lo que sientes. A menudo será suficiente con una gotita de rojo mezclada con el amarillo, para aportar aquel punto de calidez. Otras veces oscurecerás un tono con una pizca de gris...

Nuestro lienzo musical se compone de pequeños detalles, y todos son importantes. Bienvenidos al mundo de la música, donde la suma de infinitos matices producen grandes diferencias.

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