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Epiphone Les Paul Standard Trans Blue. ¡Seducción azul!

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Antes de entregar este atractivo modelo de Epiphone a su ganador, tras ser sorteado en ispmusica, pasamos la guitarra por banco de pruebas. Aunque se vaya a las manos del afortunado. Al menos así los demás podemos enterarnos de qué ofrece el instrumento, además de un encanto visual común para los ojos de casi todos los que la hemos visto. Felicidades al afortunado y manos a la obra. ¿De qué va la Trans blue?

Epiphone lespaul trans blue ispmusica

El origen
Epiphone es una compañía nacida en 1928 y cuyo nombre tiene origen en el apodo de su, por entonces, presidente: “Epi”, Epaminondas Stathopoulo. Su máxima fama derivó de la fabricación de guitarras acústicas de tapa arqueada, aunque algunos de sus modelos de versiones eléctricas (que comenzó a fabricar en los años 30) son también especialmente cotizados.

En 1957 Gibson adquirió la marca, que pasó a fabricar básicamente guitarras electroacústicas de media caja. Sobre 1970 Epiphone se utilizó para albergar la fabricación de guitarras orientales.

Las opiniones de los músicos son variadas. Recuerdo que no hace mucho hablaba con el guitarrista de un muy conocido grupo. Me comentaba que tenía más de una decena de guitarras japonesas, chinaso de “segunda marca” (con respecto a las pioneras) en su colección personal. Hacía especial hincapié en la calidad de las mismas, alegando que, en muchos casos, él pensaba que eran mejor que los antiguos originales o que otros modelos americanos de supuesta “pata negra”.

Introducción
Para muchos, hoy en día, la marca Epiphone es todo un lujo. Dado que las legendarias Gibson (me refiero a las USA Les Paul Standard, Top Gold, Custom etc.) están casi fuera del alcance de cualquier bolsillo cauto. Epiphone se presenta como una alternativa seductora a precios alcanzables. Es más, para todos aquellos que trastean entre guitarras de estos precios, nuestra invitada de hoy llega a ser ya un “clásico”; una irresistible tentación.

Indudablemente el peso de Gibson y su saber hacer ha contribuido a posicionar las guitarras Epiphone en altos niveles de su “escalón” de precios/calidades. Pasemos a probar la guitarra para conocer, en persona y sin influencias comerciales, lo que da de sí.

En banco de pruebas ISP
Probamos hoy a una de las hermanas pequeñas de las Gibson Les Paul. Se agradece que las compañías se preocupen por cubrir las parcelas de mercado que los consumidores demandan. Dicho de otro modo, Epiphone muestra preocupación por conseguir mejores precios. Construye guitarras más accesibles y busca mantener los mejores niveles de calidad posibles con respecto a los originales.

Mi cabeza, antes de probar el instrumento, pensaba inevitablemente en la estrategia de marketing lógica. Utilizar el diseño, aspecto y fuerza de Gibson USA para potenciar al máximo las ventas de Epiphone China. Subrayo que, aunque esto sea lógico, mis sensaciones tras probar la guitarra se volcaron claramente a favor de la calidad del instrumento en test. Y, por tanto, a favor de Epiphone.

Parece que el aprovechamiento del know how (saber cómo hacer) de la compañía, tras toda su histórica experiencia, no sólo ha ayudado a que la empresa sepa cómo vender bien sus guitarras. Tras la prueba, tengo claro que esta experiencia también sirve o ha servido para construir buenos instrumentos, aún bajando un poco el listón con respecto a las grandes Gibson.

Acabado y tacto
La guitarra es muy estética. Me ha resultado súper atractiva. Salvando pequeños matices de construcción que parece tener en las piezas del mástil (en comparación al modelo original), el acabado es radicalmente Les Paul.

La guitarra, una vez en nuestras manos, se deja “querer”. Habría preferido que las cuerdas estuvieran algo más pegadas al mástil. Le haría algún pequeño ajuste si buscara facilitar la ejecución veloz. No obstante, la guitarra me ha gustado especialmente por otras razones en las que es más fuerte.

El sonido
He probado esta Epiphone Les Paul en un ampli de válvulas con canales clean, crunch y lead. Recorrí los tres, variando además el selector de pastillas en cada caso. Mi intención era conocer la respuesta del instrumento en graves, medios y agudos, tanto en limpio como en ritmos desgarrados/afilados o , cómo no, en modo lead cañero. Saturación máxima.

¿Adivinas dónde se desenvolvía mejor? Exacto, en modo caña máxima. Pero antes de desmenuzar la respuesta en distorsión, quiero resaltar las excelencias de los resultados en los otros modos.

Recorriendo los limpios
La oferta de sonidos en limpio es la que menos me gustó, aún así, me encontré con un abanico lo suficientemente amplio como para sentirme cómodo en cualquier circunstancia. Mucho poder en graves, versatilidad y característicos medios; agudos aceptables.

Pruebas en modo Crunch
Pasé unos blues desgarrados, rítmicos, rozando el funk. Excelente. Sé (o mejor opino) que este no es el apartado más potente del instrumento. Aún así, las pruebas me sorprenden. Me gusta, suena bien. Buena versatilidad y espectro de sonidos profesionales. No esperaba tanto, la verdad.

En formato extra caña
Confieso que la guitarra me ha cautivado ya en las pruebas realizadas hasta ahora. Aunque es probable que buscara sonidos en otras marcas para conseguir lo que suelo buscar en limpio o crunch. Si mi presupuesto sólo me permite optar por una guitarra (cosa bastante lógica), ésta pasa holgada en su conjunto, considerando el precio y si te va el rollo “clásico” en diseño y sonido.

Bien, llegados a la saturación, la guitarra pega un acelerón importante. Para mí, este es su sitio. ¿Por qué? Los graves algo indefinidos, sin distorsiones, aquí ganan una calidez y un resultado cremoso impresionante. Los medios se desgarran y la sección aguda es densa, contundente, rica. Despierta mi adrenalina. Me cautivan los armónicos en todo el espectro del diapasón. Qué calidez. Añadimos ahora los magníficos sostenimientos de las Les Paul. El resultado es una comodidad y riqueza de sonidos que hace de esta Epiphone una excelente guitarra en sonido “pesos pesados”. En serio, me ha dejado impresionado en relación a su precio.

Conclusiones
Manifiesto abiertamente mi sorpresa ante las pruebas. Esperaba una versión económica, una copia, un quiero y no puedo. Pero me equivoqué. Es evidente que una Gibson de 3.000 euros le da cera. Tal vez los apartados más propios que se pueden cuestionar de una guitarra de 400 euros sean la futura octavación descendente (que supongo variará a lo largo del tiempo cuando las maderas cedan) y la adaptación de sus cuerdas al diapasón (su tacto). Sin embargo, en sonido, este instrumento da la talla. Es más, supera las expectativas más exigentes. Recientemente he probado guitarras con precios que triplicaban la de ésta. Pues bien, os aseguro que no me importaría nada tener esta Epiphone en la colección, junto a las “caras”. De hecho la utilizaría para algunas cosas, aún teniendo las otras cerca. Para los usuarios con el bolsillo triste (o sea casi todos), o para aquellos que pasan de una guitarra de aprendizaje a otra superior, esta Epiphone Les Paul Trans Blue, puede ser una excelente opción. Sobre todo si buscan sonidos gruesos, peleones y del tradicional corte Gibson. Pero ojo, creo que un profesional podría usar esta guitarra, en diversas circunstancias, perfectamente.

Grata sorpresa en las pruebas ISP con esta seducción azul.

El ganador de esta Epiphone nos ha contado su experiencia al recibirla
La recibí embalada perfectamente en su caja original de cartón. Al abrirla, me encontré con una funda rígida con la forma del cuerpo de la guitarra. Me gusta este hecho, ya que se hace más manejable que las fundas rectangulares genéricas. La funda está dotada de cinco cierres muy cómodos de abrir. En el interior, estaba (cómo no) la guitarra (sonrisa), y un compartimento que contenía la llave de la funda y un cable para la guitarra. En un principio pensé que la llave sería la típica de latón que no puedes usar, a menos que asumas el riesgo de que se doble y no te permita volver a abrir la funda nunca más (a mí ya me ha ocurrido). Pero a pesar de tener ese aspecto, he intentado doblarla con los dedos y no he sido capaz, así que es posible que me atreva a usarla cuando la saque de paseo.

A parte de la guitarra, una bolsita incluía un póster (modelo Casino por un lado y por el otro una lista de los productos de Epiphone) y un manual de instrucciones sencillo (controles, ajustes básicos...).

Bien, pasemos a la guitarra...
Dejaré los detalles estéticos para el final. Como imitación de Les Paul que se precie, el peso es considerable, máxime si uno está acostumbrado al cuerpo de fresno de una Ibanez... Las clavijas son Grover, y después de unos cuantos meneos, doy fe de que aguantan bastante bien la afinación del instrumento.

El mástil es redondeado, lo cual hizo salir a flote mis prejuicios personales sobre este tipo de mástiles. Sin embargo, me adapté muy rápido a él, y me ha parecido un mástil muy cómodo. No lo he medido, pero creo que es ligeramente más ancho que el de mi Ibanez, lo cual para mí es interesante, pues tiendo a adaptarme mejor a los mástiles anchos. A pesar de no estar la acción de la guitarra "super baja" (me refiero, estaba baja, pero no a ras de traste), he podido moverme con lo que es, para mí, bastante rapidez por todo el mástil. El clavijero es de palorrosa, con incrustaciones romboidales para indicar los trastes típicos. Sobre el mástil, comentar simplemente dos pequeñas pegas:

La marca del traste 12 no se diferencia de las demás. Es una tontería... sé que es un detalle típico de las Les Paul, pero confunde un poco a los que estamos acostumbrados a los dos puntitos. Esta pega se hace más ridícula si comento que los dos puntitos se pueden ver en el borde del mástil. En fin, es cuestión de gustos simplemente.

La unión entre el cuerpo y el mástil. Sé que se intenta imitar al modelo clásico de Les Paul Standard, y de hecho sé que este tipo de unión es el mismo que se emplea en los modelos de 3000 €. Sin embargo, creo que podrían seguir la línea de otras marcas haciendo una unión más cómoda, que facilitase el acceso a los trastes por debajo del 18 (donde se unen mástil y cuerpo). Supongo que, con esto, el instrumento no perdería el carácter original y ganaría en comodidad... Me extraña que después de tantos años fabricando este modelo no se lo haya pedido ni un solo artista...

A favor, aparte de lo dicho sobre la comodidad, comentaré que no he encontrado ningún traste con "picos" ni excesos de cola.

Respecto al cuerpo, tan sólo decir que es un buen pedazo de madera sólida y decente. Al extraer los tornillos de las tapas que cubren las cavidades que contienen los controles de la guitarra, no se desprendió ni un poco de polvillo. La imitación cuestionable de LP que poseo tenía tendencia a soltar virutillas cada vez que sacaba algún tornillo. Afortunadamente, no era una maniobra muy habitual...

Decir también, que el interior de las cavidades de los controles estaba pintado, y los cables estaban atados con bridas en el caso de los controles de tono y volumen.

El hardware es el típico de LP: puente tune-o-matic, y golpeador de plástico. Respecto a ajustes, tan sólo tuve que variar ligeramente el quintaje de la primera cuerda. El resto estaba perfecto.

En cuanto a electrónica, dos humbuckers Alnico, cada una con una pegatina echando flores sobre los componentes con los que estaban fabricadas (y tengo que decir que las flores están bien echadas, como explicaré más adelante...). Conmutador de tres posiciones (pastilla de puente, mástil y ambas), y un control de volumen y tono para cada pastilla.

Bien, respecto al sonido: desenchufada, sinceramente, aparte de la comodidad del mástil, no me ofreció ninguna sorpresa. Me pareció muy correcta, y en ningún momento detecté vibraciones no deseadas del hardware, ni zumbidos por trasteo. Donde llegó la sorpresa fue al enchufarla. La guitarra entrega un sonido con mucho cuerpo: es un sonido grueso, con mucho sustain, haciendo honor a ese pedazo de cuerpo. Sin distorsión, el sonido es bastante cálido, y permite interpretar con credibilidad riffs de jazz. Es un sonido menos "agresivo" que el de las DiMarzio Breed que monta mi Jem, y más acorde con el sonido jazz, y en general con los tonos limpios y suaves. Pensé que, por este motivo, su respuesta podría ser flojilla a la hora de meter caña, pero nada más lejos de la realidad: a la hora de distorsionar, se comporta como una campeona y entrega un sonido grueso y bien definido. Da más que de sobra para interpretar desde un blues suave hasta una pieza del hard rock más cañero. Yo creo que hasta uno podría atreverse a tocar metal con esta guitarra. Al menos, no puedo decir que se quede atrás respecto al sonido de mi Jem con saturaciones altas. Otra cosa que me ha gustado mucho de estas pastillas es la gran facilidad que te dan para sacar armónicos con sonidos distorsionados.

La única pega que puedo ponerle en el aspecto sonoro a la guitarra es que los controles de tono no provocan grandes cambios en la tonalidad del sonido entregado por el instrumento. Pero en fin, tampoco me voy a quejar... Es sólo por no estar continuamente echando flores.

Y como guinda del pastel, citaré el tema de la estética del instrumento. Me parece una guitarra preciosa. Todo el instrumento está bañado en un azul eléctrico, que en la tapa del cuerpo se vuelve transparente y deja ver la veta de la madera, que parece ser "flamed maple". Tanto los bordes del mástil, como el golpeador, el conmutador y los soportes de las pastillas, son de un tono crema. Y los controles son de color cobre. En resumen: preciosa. Creo que un instrumento, antes de nada, debe servir al propósito para el que fue creado. Pero, además, para satisfacer a su propietario debe ser bonito. Y en este caso, sinceramente, creo que rebasa mis expectativas iniciales.

La verdad, si tuviera que recomendarle a alguien una imitación de LP en este rango de precio, no dudaría en nombrarle esta guitarra, porque creo que lo vale en todos los aspectos.

Así que, a riesgo de ser pesado, una vez más, muchísimas gracias... Si antes estaba emocionado con el hecho de que me hubiera tocado esta guitarra, ahora sí que no quepo en mí de alegría tras haberla probado.

Rubén Dopico

 

 

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