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PMC en sistemas 5.1. , impresionantes

PMC AML1

Simplemente impresionantes. La definición de los AML1 unida a la potencia del SB100. La Revista ISP Música continúa su recorrido por sistemas 5.1, y en esta ocasión le toca el turno a PMC, un fabricante que comienza ya a ser un viejo conocido de la revista.

No en vano, por nuestros bancos de pruebas han pasado varios de los monitores de la Professional Monitor Company, como los AML1 (en configuración estéreo, Abril 2006), DB1S-A (Marzo 2007) y los últimos, los RM2 (co-diseñados con Digidesign, Septiembre 2007).

En todas las ocasiones, los productos de PMC han recibido muy buenas críticas, y ya en su momento los AML1 destacaron en su configuración estéreo. En esta oportunidad, se presentan como parte de un sistema surround, con el subwoofer SB100 destinado a hacerse cargo del canal LFE.

Líneas de transmisión
Hablar de PMC es hablar de su Advanced Transmission Line (ATL). Pese a que el uso de líneas de transmisión en el diseño de altavoces fue descrito por primera vez en 1965, lo cierto es que en la actualidad pocos fabricantes hacen uso de ella.

La ATL, diseño propiedad del fabricante, se basa en este concepto de línea de transmisión acústica, en el cual la energía del altavoz radiada hacia atrás es capturada en un “laberinto” construido dentro de la propia caja.

Convenientemente amortiguada, esta energía es de nuevo radiada al exterior, en fase con la proveniente de la parte frontal del driver. El resultado es una menor coloración de las frecuencias medio-graves, mayor potencia y definición, así como una mejora en la extensión de graves.

La parte negativa de todo ello es que, tanto el diseño como la construcción resultan bastante más caros que en los modelos con puerto bass reflex, lo que explica por qué este sistema no está muy extendido, pese a su mejor respuesta.

(Se pueden encontrar más detalles sobre la forma de funcionamiento de la ATL en los artículos de ISP mencionados al comienzo del texto).

Monitor PMC AML1
Pese a que PMC ya disponía de monitores pasivos que podían ser “activados” mediante amplificadores que se añadían a las cajas, el AML1 fue el primer monitor activo de la compañía, diseñado desde el principio en conjunto con su amplificador. Pronto se ganó muy buena reputación, ganando terreno a otras combinaciones clásicas de PMC, como los monitores IB2 amplificados con el modelo 7B SST de Bryston.

hayesLos AML1, de dos vías, destacan tanto por su capacidad de definición como por su extensión en graves, especialmente teniendo en cuenta su tamaño. Esto se debe en gran parte a la ATL, cuya longitud (1.7m) permite que la respuesta de los monitores se extienda desde los 25kHz hasta los 33Hz.

El altavoz de graves (6.5’’) es un diseño tipo “pistón plano”, construido a base de fibra de carbono y Nomex®, materiales cuya rigidez y ligereza permiten grandes excursiones del altavoz sin combarse. Esta cualidad es indispensable en el woofer de una línea de transmisión, ya que para que ésta sea efectiva, el altavoz debe soportar una gran presión en su parte posterior. Estas cualidades conllevan, sin embargo, que la respuesta del driver en medios no sea tan buena.

Para complementar esta circunstancia se emplea un tweeter algo más grande de lo normal (1.33’’), que permite bajar el punto de cruce hasta los 1.4kHz. De cúpula de seda, este altavoz de agudos es protegido mediante una lámina metálica, que es perforada para ayudar al guía ondas en la dispersión.

Los drivers se alimentan mediante sendos amplificadores Bryston de 100w y 80w RMS (graves/agudos), que proporcionan un SPL máximo de 106dB a un metro (distorsión<0,009%). La división en frecuencia se lleva a cabo mediante un crossover activo de 24dB/octava.

En la parte superior de los monitores se sitúa la sección de ecualización, que puede ser activada o desactivada mediante un interruptor. Esta EQ incluye un filtro paso alto (0, 50, 80 ó 160Hz.), shelving de graves (-9dB, -6dB, -3dB, +3dB en 30HZ, punto de inflexión en 500Hz) y shelving de agudos (-5dB, -2.5dB, +2.5dB en 10kHz, punto de inflexión en 1kHz).

PMC SB100

SB100
El subwoofer (pasivo) también hace uso de un pistón plano de fibra de carbono y Nomex®, pero en este caso con un driver de 10’’ refrigerado por ferrofluido. Unido a la línea de transmisión de 2.8 metros, este altavoz permite al SB100 alcanzar los 25Hz en el extremo inferior, con un SPL máximo de 116dB a un metro.

Pese a estas cifras, la caja del subwoofer no es excesivamente grande, especialmente en cuanto a profundidad se refiere (350mm), lo que permite colocar el SB100 bajo cualquier mesa sin problemas. Los conectores son sockets de 4’’, aunque a la hora de encargar el SB100 se pueden solicitar conectores Neutrik NL4. La impedancia nominal es de 4 ohmios, con una potencia recomendada de entre 120w y 500w.

Como se indicaba al principio del artículo, esta configuración está diseñada para que el SB100 se haga cargo directamente del canal LFE, por lo que el subwoofer no incorpora ningún tipo de bass management ni filtros.

Ajuste y Calibración
Como con cualquier otro sistema de reproducción de audio, la posición y ajuste de las cajas es primordial.

La forma más sencilla de colocar correctamente los monitores en configuración surround es marcar un punto de escucha, y a partir de él construir un círculo imaginario sobre el que se colocarán los monitores en los distintos ángulos (0º para el satélite central, +/-30º los frontales y +/-110º los traseros, según la norma ITU-R BS.775, de la Unión Internacional de Telecomunicaciones).

Por tanto, antes de ajustar el nivel de los monitores se probaron varias disposiciones, variando el punto de escucha y la distancia entre cajas (el radio del círculo), hasta que se logró una colocación adecuada en la que, tanto la distancia de los monitores al punto de escucha, como la posición relativa de cada uno de ellos respecto a las paredes de la sala, era equilibrada.

Niveles: 85, 83, 79, 77…
La recomendación RP 200 de la Society of Motion Picture and Television Engineers (SMPTE) especifica los niveles SPL para el uso de una configuración surround para cine o televisión.

En el primer caso, el nivel de referencia es de 85dB SPL, mientras que en el segundo se reduce a 79dB SPL, ya que las mezclas para televisión traducen mejor cuando se realizan a un nivel más bajo.

Sin embargo, los niveles de calibración para el uso con programa musical no están tan claros. Así, muchos estudios de música se adhieren al estándar RP 200, aunque con una pequeña variación: esta recomendación especifica que los satélites traseros estén 3dB por debajo de los frontales, mientras que para la reproducción de música los satélites se colocan todos al mismo nivel.

El problema es que 85dB SPL es un nivel que puede resultar algo elevado para la mezcla de música, por lo que algunos autores recomiendan calibrar el sistema con esta referencia, para después emplear el control de volumen general para reducir el nivel una cantidad conocida, entre 6 y 10dBs.

Como el objetivo de este banco era evaluar el sistema con distintos tipos de programa, se optó por calibrar el sistema a 85dB, para lo cual se empleó ruido rosa a -20dBFS RMS y un RTA de un tercio de octava (tiempo de integración de cinco segundos, ventana de Hanning).

Según el estándar, si cada satélite emite ruido rosa a 70dB SPL, la suma de todos ellos debería producir 85dB SPL (teóricamente, y siempre que las fuentes emitan ruido rosa no correlado).

Los cinco
Una vez calibrados los satélites, se pudo comenzar a evaluar el sistema, y lo cierto es que, aún sin haber integrado el SB100, las primeras impresiones fueron excelentes.

La palabra “satélite” parece llevar implícita la imagen de un altavoz pequeño con respuesta reducida, pero no hay que olvidar que, en este caso, los satélites eran cinco monitores AML1.

Como ya ocurriera cuando se hicieron las pruebas de la configuración estéreo de estos monitores, la escucha a través de ellos impresiona. Potentes, definidos, con una gran dinámica.

El comportamiento de los AML1 los hace virtualmente desaparecer (característica propia de los monitores de alta gama), y en su lugar se representa la escena musical.

La precisión de los monitores a la hora de mostrar los más pequeños detalles, reverbs y otras pistas auditivas para la localización, engrandece la sensación de envolvencia propia de un sistema surround, creando una imagen nítida alrededor del punto de escucha.

No presentan ningún rastro de compresión, incluso exigiéndoles niveles altos. Los monitores trabajan aparentemente sin esfuerzo, haciendo incluso olvidar el mero hecho de que están ahí.

En mezcla
Aprovechando el paso del grupo Havalina por el estudio (grababan su cuarto disco, de próxima publicación), se seleccionó el tema “Septiembre” para hacer una mezcla en surround.

El concepto de esta canción es perfecto para una mezcla de estas características, con largas guitarras con reverb y delay creando grandes espacios, una batería sólida que construye el ritmo alrededor de los toms, un bajo contundente apoyando la batería, y una voz melancólica (anhelante) que se dibuja en un plano medio, cercana pero a la vez distante.

A la hora de abordar la mezcla, se plantearon dos posibilidades: un camino era colocar los instrumentos alrededor del oyente, incluyendo los altavoces traseros, de tal forma que pareciera se encuentra en medio de la formación. Aunque algo irreal, muchos usuarios disfrutan de este tipo de mezcla.

La otra forma era emplear los cinco altavoces para crear una “imagen estéreo envolvente”, en la cual los instrumentos principales se colocan en los monitores frontales, pero abriéndolos hacia los traseros, ya sea mediante el control de divergencia, la panoramización de sus reverbs a los canales Ls y Rs, o una combinación de ambos. Algo parecido a recrear la experiencia de ver al grupo en una sala de conciertos.

Este último fue el camino elegido, más en consonancia con el concepto general del disco. Por ello, la mezcla buscó el agrandar los instrumentos a través de los monitores traseros, creando una “gran imagen estéreo”.

El resultado fue francamente bueno y, de hecho, una vez tomada la costumbre de escuchar de este modo, la vuelta al estéreo normal parecía pequeña y pobre en comparación.

El subwoofer
Quizá alguien se esté preguntando qué ha pasado con el subwoofer, ya que no se ha mencionado nada de su calibración todavía. Esto se debe a que la primera parte de las pruebas se hicieron empleando únicamente los AML1.

Como ya se ha indicado, la extensión en graves de estos monitores es realmente buena, y la mezcla musical funcionaba bien sin el subwoofer (hay que tener en cuenta que este estilo de música, en concreto, no demanda tantos subgraves como otros tipos).

Sin embargo, cuando se pasó a evaluar el sistema con otro tipo de programa (un tráiler de cine), la falta de low end se hizo patente. Fue en este momento cuando se pasó a incluir el subwoofer en el sistema, de nuevo mediante el analizador de espectro y ruido rosa.

Una vez integrado, la falta de low end quedó resuelta, dando paso a una escucha integral del espectro. La mejora en el tráiler fue ostensible, y la segunda mezcla de Septiembre, que se hizo ya con el subwoofer, también demostró el buen hacer del SB100.

Si bien en el tráiler era evidente el aporte del subwoofer en algunas partes (explosiones y otros efectos), en la mezcla musical el SB100 aportaba un aplomo que la mezcla sin él adolecía. No destacaba por estar, si no que se le echaba en falta cuando no estaba, por su solidez, sustento y definición en el extremo inferior del espectro.

Al igual que su compañero de equipo, el SB100 parecía trabajar sin esfuerzo, y cuanto más se le pedía, más daba.

Conclusiones
El sistema de PMC es realmente impresionante. Con otros monitores, la sensación envolvente se genera por la percepción de que el sonido llega de distintas fuentes.

En el caso del equipo formado por los AML1 y el SB100, la sensación de envolvencia la genera la imagen creada por los monitores. No se tiene la conciencia de cinco altavoces discretos funcionando.

Esto no es fortuito, es el fruto de un trabajo minucioso, en el que se cuidan todos los detalles: el diseño de las líneas de transmisión y los materiales absorbentes, drivers especiales testeados y emparejados manualmente, amplificadores de alta gama con condensadores OsCon, EQ totalmente puenteable… La aportación de todos estos aspectos conforma la respuesta del sistema.

Por desgracia, como también suele ocurrir con los productos de esta compañía, el precio es un punto en contra, posiblemente el único. Esta configuración surround tiene un coste elevado, al que habrá que añadir, según el caso, el de una etapa de potencia para el subwoofer y un bass management externo.

Sin embargo, a cambio se obtiene un sistema que está muy por encima de la media. Claridad, definición, fiabilidad, solidez, potencia… son sólo algunos de los adjetivos que vienen a la mente para describir el tándem AML1-SB100.

Si el presupuesto no es un condicionante, sin duda un “must have”.

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