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AKG Microtools

Libertad ciega. Un concierto debe ser el máximo exponente para un grupo musical: su presentación definitiva al público. Algo más que un juego para todo músico, que debe ponerse a prueba constantemente, bolo tras bolo. Y en el escenario (y esto lo sabréis vosotros mejor que yo), se desea estar bien concentrado, pensando únicamente en hacerlo lo mejor posible. Es entonces cuando entran en juego posibles complementos cuyo objetivo está en hacer la actuación más fácil al músico. De entre los muchos que hay, y siendo una de las soluciones más atractivas para guitarristas y bajistas, están los sistemas inalámbricos, que otorgan libertad a un ya de por sí complejo escenario abarrotado de cables, amplis y monitores.

Claro está que el músico no siempre piensa en uno de sus compañeros obligados en un concierto: el técnico de sonido. Una gran mayoría de sistemas inalámbricos destinados a músicos están pensados buscando una radical relación calidad/precio, lo que hace que muchas veces se hipoteque justamente la calidad. Cuando este tipo de sistemas son adquiridos por técnicos o empresas de sonido, se analizan antes bastantes aspectos además del precio. Pero no es el caso de esta solución que nos propone AKG, ya que el usuario final no será un técnico, sino un músico.

Fiabilidad asegurada
Un sistema inalámbrico debe conseguir tres premisas básicas: fiabilidad en la transmisión del sonido, robustez en el escenario y durabilidad. La primera nos asegurará que lo que se transmite y recibe es exactamente igual, sin pérdidas ni distorsiones. Una guitarra puede ofrecer una excelente dinámica, y ésta debe respetarse en todo su recorrido. No es el caso de un bajo, aunque a cambio su respuesta en frecuencia desciende mucho más.

Cuando hablo de robustez me refiero a la capacidad de poder transmitir una señal de manera definida y sin problemas a lo largo de todo el escenario (y si puede ser, desde más lejos). El guitarrista que se agencie un inalámbrico seguramente lo hará en aras de buscar esa libertad que un cable le impide: correr de lado a lado, girar sobre sí mismo, etc. Entendiendo que una guitarra puede convertirse en el más importante elemento musical de un tema (por lo tanto, su presencia en la mezcla sobrepasará cualquier otro instrumento), se evitará cualquier "clic" o "ruido aleatorio" causado por la pérdida momentánea a causa de una mala recepción. Peor sería perder la recepción a pocos metros, obligando al músico limitar su excursión a un radio muy cerrado.

Finalmente, la durabilidad, aspecto importante aunque, a rasgos generales, parece ser que los sistemas de alimentación autónomos han mejorado mucho los últimos años (gracias en parte a la comercialización de pilas con gran capacidad y durabilidad). Es obvio pensar que un sistema inalámbrico de este calibre debe durarnos sin problemas como mínimo algo más que un par de horas, siendo este el tiempo "normal" de un grupo de música en el escenario.

La opción de AKG
AKG nos propone dentro de la gama microTools los emisores para guitarra y bajo GB40 y los receptores SR40 y PR40. Empezando por estos dos últimos, las diferencias son claras. El SR40 es un receptor en modo diversity estacionario, es decir, necesita conectarse a la corriente, y su tamaño es de media unidad horizontal de rack por una vertical. El segundo, el PR40, es un receptor portátil, del tamaño de algo menos de un paquete de tabaco, muy ligero y que funciona autónomamente (léase, pilas).

Para describir más fielmente el emisor GB40, mejor echarle una ojeada a alguna de las imágenes de este artículo: "eso" es un emisor. En realidad, y sin menospreciar el tamaño y funcionalidad del receptor portátil, es justamente el tamaño, construcción y diseño del emisor lo que hace "especial" esta opción de AKG.

La libertad que supone el uso de un inalámbrico para un guitarrista o bajista no siempre es absoluta. Hasta la fecha estábamos acostumbrados a unos emisores similares en tamaño y forma al receptor de AKG aquí analizado. Esto obligaba al uso de un cable jack que se conectaba a una petaca del tamaño de un paquete de tabaco que a su vez debíamos esconder o bien detrás de la guitarra (usando cinta, manchando el instrumento), en algún bolsillo de la correa o, a malas, en el cinturón. Esto desaparece por completo con el GB40.

Su diseño, espectacularmente compacto, hace desaparecer la palabra "petaca" en él. La alternativa propuesta por AKG es un pequeño emisor, muy ligero, que utiliza como agarre el mismo jack que conectaremos al instrumento. El jack (de 6,3 mm) no está fijo al cuerpo emisor, sino que bascula para permitir una conexión y posición final perfecta (como opción se suministra un jack más largo para conexiones difíciles). Un resorte integrado tira el emisor hacia el instrumento, fijándolo firmemente en el mismo. La parte inferior del emisor tiene una capa de material sintético blando que no deja huellas en la guitarra o bajo.

Cada emisor viene con una frecuencia portadora fija (en UHF, de 710 a 865 MHz, según modelo, en 12 frecuencias diferentes), que se identifica mediante la tapa de color (se suministra una segunda tapa en color negro). Como adición, un pequeño conmutador permite encenderlo, apagarlo o mutearlo de manera fácil. Este emisor funciona con una pila recargable o convencional del tipo AAA de 1,5 volts.

Recepción
El receptor portátil es otro ingenio de tamaño compacto. Funciona mediante dos pilas AAA de 1,5 volts, y su uso es más polivalente. El fabricante lo suministra tanto para la recepción del GB40, como para otros usos: en una cámara de vídeo tipo ENG para la recepción del micrófono del reportero, como sistema de auriculares para sistemas de interpretación o visitas guiadas o como auriculares para músicos. La petaca, al igual que el emisor, es compatible con una única frecuencia, identificándose mediante el color del potenciómetro de volumen. Además del volumen y un conmutador de tres posiciones (encendido, apagado y mute), se equipa de una salida mini-jack y sus correspondientes cables necesarios: mini-jack a jack; mini-jack con doble salida y mini-jack a cable pelado para aplicaciones personalizadas. El único requisito de esta petaca de recepción es colocar las dos antenas que dispone en un ángulo de 45º, ya sea para arriba o para abajo. Dispone de un agarre para cinturón (que en nuestro caso no será necesario).

Finalmente, el receptor diversity SR40. Disfruta de las mismas prestaciones que el modelo portátil, añadiéndole atractivas opciones como el reductor de ruido squelch, el modo de recepción diversity (mediante sus dos antenas, conmuta automáticamente a la que entregue mayor señal) y la salida vía jack o conector XLR balanceada. Al igual que los otros productos, la frecuencia es fija, identificada con su correspondiente color. La ventaja de esta solución estacionaria es, además de asegurar una mejor recepción, su alimentación continua, que nos permite despreocuparnos de tener que cambiar otra pila.

Como adición, comentar la posibilidad de utilizar pilas recargables tanto en el emisor GB40, como en el receptor portátil PR40. Una práctica base estacionaria permitirá recargar esas pilas en una única unidad.

A toda prueba
La mejor manera de probar este equipo es ir a un escenario real, nunca mejor dicho.

Aprovechando una actuación de los The Bon Scott Band de Barcelona, ofrecí ambas soluciones a su guitarrista principal y al bajista de uno de los grupos teloneros. La prueba quiso ser dura. Al bajista se le conectó un emisor GB40 y el receptor diversity SR40. Durante las pruebas no se oyeron ruidos ni sonidos extraños, llegando la señal nítida en mesa y sin artefactos ni distorsiones. Toda la dinámica llegaba con precisión. Al bajista no le molestó en ningún momento el ingenioso emisor GB40, acoplándose con toda seguridad a su bajo. La posibilidad de poder rotarlo, le permitió buscar una posición adecuada que no le molestara durante la actuación. De hecho, esta combinación de GB40 y SR40 resultó perfecta.

La prueba dura la pasó la otra combinación, esta vez formada por un emisor GB40 y el receptor portátil PR40. The Bon Scott es una banda que, principalmente, versiona a AC/DC, y amén de que su actuación resulte contundente y muy verosímil (hace años que pululan por los escenarios) han cuidado hasta los mínimos detalles. Así, el emulador de Angus Young, vestido para la ocasión con sus pantalones cortos estudiantiles, no paró quieto ni un segundo, ya fuese de lado a lado del escenario como bajando al público distanciándose hasta 25 metros del receptor. Esta dura prueba resultó también perfecta: incluso a 25 metros la señal llegaba.

En ambos casos (bajista y guitarrista), se utilizaron pilas AAA nuevas para la ocasión (Duracel Ultra), tanto en ensayos como en directo (en total, algo más de tres horas). Sin problemas.

El único punto crítico tiene como protagonista el receptor portátil. La conexión mediante mini-jack no es del todo fiable, ya que en un mínimo espacio deben transmitirse varias señales. Esto hace que una mala conexión resulte en tediosos ruidos. Vale la pena tener cuidado en ello.

Pero esto no es todo. Subir el nivel de volumen de la petaca receptora, implica subir el nivel de ruido. En nuestro caso, y ya en la mesa de directo, pensé que ese ruido era propio del amplificador con distorsión. Preguntado al guitarrista me confirma que no. Solucionamos el problema bajando el nivel de la petaca casi al mínimo, equilibrando el resultado con los previos de su amplificador. El ruido seguía perceptible, aunque inaudible cuando sonaban sus acordes.

Conclusión
Terminado el concierto, pregunto a sendos músicos y técnico de backline del guitarrista. Todos coinciden en hablar bien de esta propuesta de AKG. Los músicos agradecen la libertad de movimientos, el ínfimo peso de las petacas (ni se notaban), y, sobretodo, que no molestaban. El técnico de backline agradeció una solución rápida de conectar y desconectar (lo pudo comprobar al tener que cambiar una cuerda y no tener que preocuparse de la cinta adhesiva, el cable jack hacia la petaca, etc.). Aunque, como es lógico, se muteó el canal de la guitarra en la mesa de sonido durante esta operación, auriculares puestos no aprecié ningún ruido molesto, amén de un pequeño "clic" lógico al conectar y desconectar el jack. Desde FOH, el sonido llegaba alto y claro, sin problemas y sin distorsión.

Así pues, la propuesta de AKG ha convencido músicos y técnicos por igual, consiguiendo una solución versátil que facilita la interpretación de los músicos, redundando en un mejor espectáculo.

 

 

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