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¿Cómo escuchas tus mezclas? Consejos sobre cómo combinar distintos monitores para mejorar la mezcla

Muchos usuarios hacen llegar a ISP preguntas sobre cómo montar un set de escucha que combine varios monitores distintos: ¿Para qué sirve? ¿Qué monitores elegir? ¿Qué aptitudes debe tener cada uno? ¿Cómo usarlos?. Tomando como punto de partida que en audio pocas veces hay soluciones únicas y mágicas para un problema, y que a menudo lo que para una persona es útil para otra no lo es, en este artículo se expondrán algunas de las prácticas habituales a la hora de establecer una rutina de escucha cuando se mezcla con varios monitores. Divide y vencerás
Que una mezcla se debe escuchar en cuantos más sitios mejor es un mantra que se repite a menudo. A fin de cuentas, mezclar una canción no es más que encontrar una serie de relaciones (frecuenciales, de nivel, etc.) para que la canción transmita su esencia de la mejor forma posible, en el mayor número de entornos distintos.

Por tanto, ¿qué mejor que probar la mezcla en muchos contextos para comprobar cómo traduce en cada uno de ellos y ajustar en consecuencia?

Con toda probabilidad, habrá que tomar decisiones de compromiso en las cuales, para que la mezcla suene un poco mejor en cierto sistema, sonará un poco “peor” en otro... El objetivo no es que suene al 100% en unos pocos sitios, sino que suene al 90% en muchos.

La consecuencia lógica de este pensamiento sería buscar un representante del altavoz “que más usa la gente”, y realizar la mezcla en él... Probablemente eso es lo que buscan todos los fabricantes, encontrar un altavoz universal, pero obviamente eso no existe.

Además, para tomar algunas decisiones sónicas es necesario prestar atención a detalles que los altavoces “de a pie” no son capaces de mostrar.

Por tanto, una buena solución es disponer de dos tipos de monitores distintos: los monitores de estudio principales y un segundo par que muestre el comportamiento de altavoces más “normales”.

Esto es algo que se lleva haciendo durante muchos años: combinar altavoces tipo Auratone 5C o Yamaha NS10 con los monitores principales, para comprobar regularmente cómo traduce la mezcla en cada uno de ellos y ajustar en base a eso.

De hecho, en estudios grandes es habitual encontrar varios sets de monitores, que incluyen los principales, otros de campo cercano, otros tipo NS10, una pareja de altavoces HiFi...

Para un estudio pequeño, es posible que los monitores principales sean los que en el grande se consideran de campo cercano, pero independientemente de ello, disponer de al menos una segunda escucha ayuda mucho.

¿Qué buscar en cada uno de ellos?
La respuesta a esta pregunta varía de persona en persona. Los hay que prefieren establecer los planos en los monitores principales y ajustar después en los secundarios... y al revés. Hay quien prefiere emplear sólo los principales de vez en cuando y realizar casi todo el trabajo en los secundarios, y al revés...

Lo que sí es seguro es que el uso de más de una pareja de monitores ayuda a cambiar la perspectiva y permite obtener distintas visiones sobre una misma pieza. Cómo se usen después es ya una cuestión de gustos.

Sin embargo, se puede decir que, en general, y esto quiere decir muy en general, los monitores principales suelen destacar cuando se quiere:

- Chequear detalles: la mejor respuesta en frecuencia y resolución permiten identificar posibles problemas de ruido en alta y en baja, clicks, pops, etc. Unos buenos auriculares para esto son también muy recomendables.
- Ajustar el timbre de los instrumentos y eliminar resonancias: una respuesta plana permite ecualizar cada instrumento con confianza, sabiendo que esa resonancia que se escucha no se debe a los monitores (no entramos en problemas acústicos).
- Establecer el low-end: sólo se puede controlar lo que se escucha. Para establecer una relación sólida entre el bombo y el bajo (o cualesquiera que sean los instrumentos que componen el low end del arreglo) es necesario contar con un sistema full-range.
- Evaluar la tonalidad/color general de la mezcla. De forma parecida al punto anterior, sólo con una escucha fiable se puede realizar esta delicada tarea.

Además, como estos monitores habitualmente son capaces de proporcionar un SPL más elevado, los monitores principales también suelen usarse para comprobar cómo se comporta la mezcla en niveles altos.

Por el contrario, la respuesta más pobre de unos monitores secundarios los hacen muy útiles para:

- Comprobar los graves en escuchas pequeñas: hay que asegurarse de que el bajo no desaparece cuando la mezcla se escucha a través de altavoces pequeños.
- Relaciones de nivel: a menudo es más fácil chequear la relación de nivel entre algunos instrumentos (como entra la voz y la caja, por ejemplo), en monitores que obligan a centrar nuestra atención en las frecuencias medias.
- Relaciones de ecualización: cuando hay menor detalle en alta frecuencia suele ser más fácil identificar instrumentos que compiten por el mismo rango de frecuencias. Algunos monitores como los NS10 se caracterizan por mostrar rápidamente acumulaciones en las frecuencias medias-graves.
- Balance estéreo: el menor detalle en altas a veces evidencia que un lado de la mezcla está más cargado que otro.
- Afinación: hay quien encuentra más fácil detectar y corregir problemas de afinación en escuchas pequeñas.
- Efectos: los niveles de reverbs, delays, etc. pueden parecer más altos de lo que en realidad están, cuando se emplean los altavoces con mayor resolución. Escuchando a través de los altavoces “pequeños” es posible que se eche en falta un poco más de esa reverb tan conseguida.

Otros usos
Sea cual sea la utilidad que se le dé a cada tipo de monitor, el hecho de ir cambiando de uno a otro ayuda en cuanto a que se cambia de perspectiva.

Por ejemplo, realizar pausas frecuentes es esencial para mantener el norte durante sesiones de mezcla largas, pero si no es posible descansar debido a un deadline estricto, cambiar a los monitores pequeños durante un rato hará que tus oídos descansen (siempre y cuando no estén a todo trapo).

Prueba a dar una escucha de arriba abajo al tema. Probablemente ajustes algunas relaciones de nivel y alguna cosa más... Puedes tomarte el trabajo sobre estos monitores como una especie de descanso, y cuando vuelvas a los monitores grandes tendrás una visión renovada sobre la mezcla.

De hecho, ir cambiando de vez en cuando entre las dos parejas ayuda a tener una visión más global y, a menudo, cuando se tienen dudas sobre una determinada cuestión, pasar a los otros monitores ayuda a resolverlas.

Hay quien gusta de realizar los pases de automatización sobre los monitores pequeños, ya que eso les obliga a realizar automatizaciones más extremas (más pronunciadas, con mayor cambio). Quizá en los grandes no hubieran “llegado tan lejos” debido al mayor detalle, pero una vez escuchado el resultado en los full-range resulta que no está nada mal...

Incluso hay quien emplea los monitores pequeños casi como principales. Hace un tiempo, y al hilo de la mezcla del último disco del Coldplay (Viva la vida), el conocido ingeniero Michael Brauer hablaba sobre cómo la mayor parte de su trabajo de mezcla lo realiza escuchando a través de un radiocasete (boom-box) Sony, situado a su espalda.

Obviamente, esto no es aconsejable para todo el mundo, sólo se puede hacer una vez se tienen dominados muchos otros aspectos de la mezcla, pero da una idea de lo que se quiere ilustrar.

Mono, Referencias
De hecho, debido a la poca distancia entre los dos altavoces de su boombox, Michael Brauer comentaba que prácticamente escucha en mono.

Probablemente, ya sabes que aún en estos días de sonido estéreo, 5.1, 7.1 y otras configuraciones más, las mezclas hay que chequearlas en mono para asegurar la compatibilidad y evitar sorpresas inesperadas.

Pero escuchar en mono también obliga a trabajar más la ecualización y los planos. Que todos los instrumentos se distingan bien en mono no es tarea fácil; de hecho hay muchos ingenieros que comienzan sus mezclas con un único altavoz y, una vez están contentos con el resultado, abren a estéreo.

Nótese el punto “un sólo altavoz”, no dos altavoces reproduciendo lo mismo. Si quieres comprobar tu mezcla en mono, es mejor ajustar el panorama del master fader al centro y apagar uno de los altavoces, o bien balancear todo a uno de los canales (L o R). (Según cómo gestione el panorama tu programa de edición/mezcla, esto puede variar, chequéalo en el manual).

Otro punto que ayuda a la hora de mezclar es contar con buen material de referencia. Estas referencias no tienen por qué ser para comprobar toda la mezcla, también se pueden escuchar temas en los que te gusta particularmente el sonido del bombo, las guitarras, el bajo, etc.

Y de hecho, no sólo puedes tener referencias para fijarte en cosas buenas, también puedes ponerte cierta canción porque en ella la voz para ti está demasiado brillante y quieres comprobar si has alcanzado ya ese punto...

Lógicamente, la elección de los temas deberá estar en consonancia con el material que se va a mezclar, ya que elementos como el tipo de música, instrumentación, tempo, etc. implican distintos tipos de mezcla.

Construir un buen CD de referencia (o en los tiempos que corren, una buena carpeta llena de temas) es algo que se hace poco a poco, y que evoluciona con el tiempo. Algunas canciones irán cediendo su lugar a otras, en función de tus gustos, las tendencias, etc.

¿NS10, Auratone?
Y entonces, ¿qué monitores compro como pareja secundaria? Eso dependerá de los monitores que tengas como principales. Hay quien emplea como secundarios los que otros usan como principales...

Si nos fijamos en los monitores que “tradicionalmente” se han empleado como apoyo, Yamaha lanzó hace unos años la familia HS como sucesores de las NS10. La línea cuenta con monitores de 5 y 8 pulgadas, que recrean el look (y en principio también el comportamiento) de las míticas escuchas de los ochenta.

La pareja de HS50 sale en torno a los 300 euros, y la pareja de H80 cuesta unos 500 euros.

En cuanto a los Auratone 5C, Avant Electronics ofrece sus Avantone (Mix Cube). En este caso, la pareja sale en torno a los 250 dólares (sin amplificador) y 450 dólares (autoamplificados).

Sin embargo, es posible que gastar unos 300/500 euros en unas escuchas secundarias sea demasiado para ti...

No hay excusa, compra unos altavoces en el bazar más cercano de tu casa (máximo 10 euros) y prueba a emplearlos como complemento en tu próxima mezcla. Si no tienes un controlador de altavoces que te permita cambiar entre un juego de monitores y otro, siempre puedes conectarlos empleando la salida de cascos...

Seguro que el cambio en tu forma de trabajo bien merece la inversión.

 

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