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Amplificación de bajo

Mark Bass F1, excelente amplificador para bajo

  • Escrito por Ignacio Martín Sequeros
Txt: Martín Sequeros

En tan sólo unos seis años y desde Italia, han logrado encajar mundialmente un novedoso producto electrónico de la más alta categoría profesional, que está convenciendo a muchos músicos bajistas por su versatilidad de ecualizaciones, potencia y limpieza de sonidos.

¿Amplificador o monitor?
Esta joven compañía ofrece ahora una amplia gama de soluciones y modelos a elegir.
Para mí hay dos “pruebas de fuego” donde realmente se aprecian las virtudes de un buen amplificador: a) Sobre un escenario, ante mucho público y b) Al efectuar con él grabaciones de cualquier tipo en un estudio de sonido profesional.

Hasta mí llegan ahora dos piezas muy concretas de MARK BASS: Una cabeza F1 de 500 vatios a 4 ohmios, con precio de 1.050 €, y un bafle STANDARD 104-HF-4 Ohm con cuatro altavoces de 10” en 1.250 €, es decir, todo este conjunto de dos piezas inseparables por 2.300 €, IVA incluido.

Para el caso que he descrito como “a” lo consideraría como un extraordinario monitor, ya que le sobra muchísima potencia sin ninguna distorsión apreciable, sus altavoces quedan muy por debajo de nuestros oídos, con lo que evitará dañarlos cuando estemos emocionados ante una interpretación musical de “alta inspiración”. Y en todo caso, ese conjunto de amplificador y bafle lanza nuestro sonido sobre el escenario con mucha más potencia de la necesaria, así como con muy sobrada calidad, lo que, sin duda, nos ayudará a recrearnos con el propio sonido que saquemos de nuestra guitarra-bajo.

Otra cosa será lo que realmente llegue al resto del público situado fuera del escenario y a partir del sonido lanzado exclusivamente desde este “monitor”... Yo soy partidario de que merece la pena “repartir” el sonido enviado desde nuestro contrabajo hacia toda la sala, es decir, que además de tener nuestro buen monitor junto a nosotros, proporcionemos la mejor y más limpia señal posible hacia la mesa principal de la sala, donde, a su vez, los correspondientes técnicos la repartirán por el resto de los altavoces principales, generalmente situados a ambos lados del escenario. Hay músicos se empeñan en poner sobre el escenario amplificadores y bafles más grandes, para que a sus instrumentos “no les falte” potencia ante el público expectante; así finalmente lo que ocurre es que algunos los oyen en demasía mientras otros apenas se enteran. Por otra parte, tener tras nosotros altavoces que nos llegan tan “directamente a las orejas” incluso nos puede ocasionar daños a nuestro sistema auditivo, puede que hasta una sordera irreparable. Además, este tipo de blafles supone tener que mover un “mayor volumen de equipaje” y, en consecuencia, un mayor presupuesto dedicado a tan ineficaz fin.

Soy pues, en definitiva, partidario de usar tanto un BUEN AMPLIFICADOR sobre el escenario, pero sólo en calidad, como un BUEN MONITOR.

Para el caso que describo como “b”, en un Estudio, estas nuevas soluciones de MARK BASS además de prever, por supuesto, salidas directas desde sus cabezas amplificadoras hacia la mesa de mezclas, si colocamos algún micrófono delante de sus altavoces, los sonidos obtenidos también serán claros, no apreciándose el más mínimo ruido de fondo. Las formas de sonido entre las ecualizaciones que este amplificador nos entrega, son extraordinariamente versátiles; desde agudos muy impactantes, hacia graves muy envolventes y profundos, pasando por una amplísima gama de combinaciones que resultan muy fáciles de volver a localizar al mover sus potenciómetros. Estoy convencido de que muchos se sentirán seguros y sorprendidos por sus resultados.

En mi estudio de pruebas yo no he podido sobrepasar su volumen acústico, ni siquiera llegar a la mitad, porque le sobra potencia y, por supuesto, en ningún momento he podido apreciar alguna distorsión, incluso en mis más “salvajes pruebas”...

Vamos a detenernos un poco más en cada una de las dos piezas que aquí pruebo: la cabeza amplificadora y la cabina que contiene sus cuatro altavoces y que se unen mediante un solo cable.

Cabezal F-1
Parece que parte de su gran secreto para obtener sonidos con tan excelentes resultados reside en dos filtros muy especiales, diseñados en concreto para estos productos de MARK BASS, y a los que ellos denominan: VLE (Emulador de Altavoz de Ventaja) y VPF (Filtro Variable de Preshape), que son capaces de controlar y dar capacidad a una enorme cantidad y con gran calidad de sonidos cuando vamos girando sus potenciómetros.

Lo primero que sorprende de este cabezal es su poquísimo peso, de tan sólo 2,1 Kg, así como su reducido tamaño (276 x 44 x 255 mm), mientras apreciamos la enorme potencia que es capaz de entregar.

Su aspecto es de “pequeña robustez”, con un agradable acabado en metálico negro semi-mate y serigrafiado al frente, con un emblemático color amarillo con que esta compañía personaliza a sus productos y con cuyo aspecto, en efecto, logran una imagen muy impactante.

Al frente aparecen hasta ocho potenciómetros, con los que encontraremos infinidad de ajustes a nuestro gusto, según el tipo de temas musicales y las ocasiones que se nos presenten al usarlo junto a nuestra guitarra-bajo. Naturalmente que lo he probado de inmediato al sacarlo de sus cajas y: “ES UNA GOZADA”. Da la impresión de que admite una diversidad de matices sonoros muy por encima de lo que ocurre con la media de otros amplificadores en el mercado, de marcas mucho más antiguas y reconocidas que esta.

Los potenciómetros situados en ambos extremos están designados como “Gain” y “Master”.
“Gain” permite un exacto ajuste de impedancias desde nuestra guitarra-bajo (de posible distinto estilo y volumen entregado según si se tratara de una guitarra-bajo con circuito activo o pasivo). Con “Master”, regularemos la fuerza o potencia del volumen entregado desde este amplificador y hacia los altavoces a él conectado.

Su completo ecualizador mediante cuatro de esos potenciómetros, refinará nuestro deseado sonido según las frecuencias “graves, medias bajas, medias altas y agudas”. Su efectividad, te aseguro, es para mí muy notable. Pero cuando movemos los otros dos potenciómetros aún no mencionados (de entre los ocho antes anunciados) y que se corresponden con los filtros ya descritos como “VLE” y el de “VPF”, es como si apareciera una “magia de sonido” que, desde luego, no solemos encontrar en otros buenos tipos de amplificadores para guitarras-bajo, pues parece como si entraran en juego unos compresores o expansores complejos que “entuban” el sonido, o lo “engordan” magistralmente, dándole un profundo peso y una gran personalidad sin procesarlo con otros elementos externos. Pero si aún queremos “más guerra”, por supuesto que por la parte de atrás tiene previstos dos conectores hembras independientes, uno para enviar a procesar la señal hacia aparatos externos que se nos antojen, y otra para devolver al previo del F-1 esa señal ya procesada, para que entre en juego con el resto de los sonidos conseguidos mediante los circuitos propios del F-1.

También por detrás dispone de una salida XLR (tipo CANON) balanceada, con la que enviar la señal procesada hacia la mesa de mezclas de la sala sin problemas. Pero, además, también tiene ahí detrás otra salida no balanceada que puede realizar varias funciones, como por ejemplo conectarlo permanentemente a un afinador electrónico, hacia otro amplificador, algún otro tipo de pedales para efectos especiales, para ser grabado, etc.

Igualmente, ahí detrás incorpora un conmutador para ajustar la toma de tierra si en algún momento aparecieran, por ejemplo, zumbidos, como un problema al suministrarle la necesaria corriente eléctrica desde el exterior.

Para conectarlo hacia los altavoces hay dos salidas independientes (a dos posibles bafles) con las conexiones más profesionales y recomendables hoy día, del tipo “CLASS 2 WIRING o SPEAKON / 1/4”. Pero conectado a un solo bafle suena de maravilla y con sobrada potencia.

STANDARD 104-HF-4 Ohm
Esa es la denominación con que nombran al bafle, pantalla o cabina que contiene los cuatro altavoces de diez pulgadas y que me han acompañado como idónea para probar el anteriormente descrito cabezal amplificador F-1.

En el centro de esos cuatro altavoces va adosado también un motor para agudos de una pulgada y, tanto en la parte superior como en la inferior, existen unas salidas de aire al estilo reflex.

A cada lado o costados encontramos sendas asas grandes y potentes para levantar todo este elemento que, naturalmente, tiene un peso y unas dimensiones que difícilmente lo podría trasladar una sola persona, salvo poniendo bajo él algún artilugio con ruedas que, en principio, no lleva.

Pero la cuestión es que tiene un acabado sobrio, con encanto y aspecto de potente, sobre todo cuando lo he probado ya conectado con todo el sistema junto al F-1... “la repera”... ¡un tiro!...
Está claro que la calidad aún no se vende en cajitas de bolsillo, especialmente si esperamos ese sonido profundo y con casta que deseamos obtener desde nuestra interpretación musical. Y es verdad que “si te oyes bien”, te creces y mejoras esa interpretación... Por lo tanto algo hay que sacrificar para conseguirlo. Lo primero, quizá, lo de siempre... “las pelas”, y en eso este producto está aceptable, quizá no de los más baratos, pero tampoco creo que lo contrario. Mirado por la calidad del sonido que finalmente entrega... sí vale la pena el esfuerzo.
Otro sacrificio será el de contar casi siempre con alguien para moverlo, sobre todo si se trata de subirlo a escenarios. Pero otra gente lo requerirá para un estudio de trabajo o de grabación, donde se moverá en pocas ocasiones; en muchos de estos casos, si esa distancia no fuera mucha, hasta podría ser trasladado por una sola persona.

Fiabilidad de este producto
Es el lema que pregonan en voz muy alta sus fabricantes, asegurando que constantemente lo someten a las condiciones más extremas, como de temperatura, humedad, saturaciones de uso y hasta de golpes (dentro de un orden...) para asegurar ser líderes en el mundo ante tales fatalidades. Pienso que eso, desde luego, no lo opinarán sus competidores... pero sin duda se nota fiable, de mucha calidad y con un personal diseño de “mucha clase”.

Puede que estés dispuesto a otras opciones, pues hay muchísimas en nuestras tiendas, pero si de verdad puedes, trata de que te dejen probar con tu propio bajo este equipo, y luego decides lo que quieras... Espero que entonces ya no te sientas “mucho más confundido” al ver lo que te ofrece este producto...

 

25/02/2008

Para ver la ficha técnica y tabla de valoración descarga la Revista en PDF

Ashdown Superfly 500. Potencia en espacio reducido.

  • Escrito por Administrador
Txt: Martín Sequeros

ASHDOWN LABS ha lanzado a nuestras tiendas un potentísimo amplificador, especialmente adecuado para sonorizar nuestro bajo sobre un escenario o en un estudio, pero sin ocupar un tradicional gran espacio, a pesar de la eficacia y la fuerza de su majestuoso y brillante sonido.

Un instrumento “con-trabajo”
Muchas veces sentimos un cierto “castigo” al no tocar, dentro de la orquesta, instrumentos como la flauta o la trompeta, que parecen no necesitar tanta puesta en escena como requiere nuestro bajo/contrabajo. Además de ser “una guitarra con cuerdas más largas” con respecto a una de las “normales”, también a la hora de amplificarla, sus frecuencias más graves requieren más potencia y volumen físico en los correspondientes altavoces.

Generalmente, hemos usado junto a nuestro bajo/contrabajo amplificadores con una potencia no menor de 120 o de 200 vatios; pero, sobre todo, con altavoces casi siempre encerrados en cabinas demasiado grandes y pesadas para poder ser cómodamente transportadas, por lo que casi siempre hemos tenido que solicitar la ayuda de, al menos, otra persona más para moverlas.

Hoy sobre los escenarios resulta bastante absurdo montar “nuestro monitor de contrabajo” usando unos potentísimos altavoces y que estén “zumbando a nuestros oídos” por detrás hasta dejarnos sordos, con tal de que se nos oigan en la sala más allá de la 2ª fila.

Es a mi juicio mucho más práctico, eso sí, tener lo que nos parezca la suficiente potencia sobre el escenario como para que siempre podamos escuchar claramente lo que en cada momento ejecutamos sobre nuestro instrumento musical, pero sin dañar irreparablemente nuestro sentido auditivo. A la hora de amplificarlo hacia el resto del público y fuera del escenario, sin duda, lo mejor será enviar una señal lo más limpia posible desde nuestro particular pre-amplificador, dirigido hacia la mesa general de mezclas de esa sala, donde un técnico inteligente, y en otra situación estratégica entre los espectadores, encajará nuestro sonido, debidamente ajustado entre los demás ejecutantes musicales. Nuestro amplificador sobre el escenario debería ser pues sólo un “excelente MONITOR”, para que lo usemos con “exclusividad”, y donde sólo suene nuestro contrabajo.

En dos partes separadas
Una de las mejores e inteligentes soluciones que ha desarrollado ASHDOWN, y que aquí nos propone, es separar por una parte el amplificador con su buen diseñado previo, que contiene sus entradas, salidas, opciones de control y envíos correspondientes, es decir, un “cabezal”; el cual, mediante uno o dos cables, se unirá a la o las dos cabinas, pantallas o bafles, los cuales contienen los correspondientes altavoces.

Pruebo hoy aquí, por una parte, un cabezal amplificador que ASHDOWN denomina “SUPERFLY500” (vendido por 795 €) y el complementario bafle o pantalla “ABM210T COMPACT 300 W” (por 450 €). Ambas piezas trabajando juntas, unidas por un simple cable, y ya están en el mercado como una excelente opción.

Prestaciones del cabezal SUPERFLY500
Con apenas 5 Kg, reúne sin duda unas muy buenas especificaciones e, incluso, de una manera holgada, a pesar de su pequeña apariencia.

Casi nunca los necesitaremos usar “a tope” sus 250+250 = 500 vatios entregados, ni aunque tuviéramos que ejecutar la música más escandalosa. El sonido que proporciona, hasta en unas condiciones extremas, es claro pero “con cuerpo”, como a muchos bajistas nos gusta. Aún así, igualmente podremos matizarlo a voluntad mediante su ecualizador y programas instalados, dependiendo por supuesto de los temas musicales que pretendamos ofrecer en cada momento.

Contiene un muy eficaz ecualizador a siete bandas que proporciona ampliamente una buena definición de agudos, lo que también es importante al sonorizar el contrabajo, cosa muy comprensible puesto que, en cada nota, además de su tono fundamental, lleva agregados muchos armónicos que identifican su sonido general y particular en cada instrumento.

Precisamente son los sonidos más agudos los que permiten una mayor identificación. También están muy presentes cuando intercalamos desde nuestra guitarra-bajo hacia el amplificador un efecto de sonido extra. Y por supuesto, nunca habrá que descuidar la calidad en el resto de frecuencias entregadas, asimismo las más graves, donde generalmente está la tesitura de nuestro instrumento que trabaja en clave de FA.

También este cabezal contiene el almacenamiento de hasta 100 “preset” o programas diferentes, que podremos usar con ajustes ya convenidos, o diferenciados para cada tema musical que interpretemos con nuestro instrumento. Diez de estos “preset” ya vienen ajustados desde fábrica y los 90 restantes podremos reajustarlos a nuestro gusto y conveniencia.

También estos ajustes pueden realizarse vía MIDI, ya que lleva una conexión prevista para ello y, en cuyo caso, se pueden alcanzar hasta los 30 “presets” predefinidos desde su fabricación.

Posee una conexión USB que facilita su control a través de sistemas informáticos. Cuenta con conexiones de envío y retorno para la perfecta sincronía con unidades de efecto externas. Gracias a todo esto, el control sobre nuestro sonido es poderoso, manejando cada detalle antes de hacer llegar el sonido a los altavoces.

Este ecualizador responde a frecuencias que van de los 20 Hz a los 20 kHz y en +0/-0,5 dB y con una relación de señal/ruido mayor de 95 dB para un rango de 22 Hz a 22 kHz, es decir, algo de una calidad extrema que nuestros oídos puedan ser capaces de percibir.

Está encerrado en una caja llamativamente transportable, pues trae hasta un asa fuerte al frente, así como una bolsa de tela oscura para trasladarlo de manera cómoda.
Sus controles e “Input” (entrada por la que conectaremos el cable que llega desde la guitarra), están situados al frente. Es muy sencillo e intuitivo de manejar, con un ajuste de impedancias a la entrada, mediante un potenciómetro y un medidor volumétrico visual muy eficaces.

El ecualizador aparece con sus siete vías contiguas, pero separadas, luminosamente controladas de forma individual, clara y bajo cada una de sus siete “barras”. Para cada una, un par de pulsadores, permiten alterar en más o en menos dicha ecualización individual y en todas sus frecuencias, que trabajan en los entornos a: 50, 100, 230, 500, 1.000, 2.000 o 5.000 Hz.

Más a la derecha contiene un eficaz compresor ajustable, así como los controles para poder editar sus 100 programas previstos, visualizando también de forma luminosa la señal final de salida de audio y que aún podemos reajustar con otro potenciómetro, para evitar saturaciones.

El resto de las conexiones están en la parte trasera, con una salida XLR balanceada (del tipo profesional CANON) para, por ejemplo, una mesa de mezclas. También presenta un conmutador POST/PRE para enviar la señal, procesada o no, a través del previo a esa salida. Pero, además, tiene aparte otra salida de audio convencional, así como hembras de jack de ¼” para los posibles envíos y retornos al usar otros efectos externos.

Igualmente, aparecen ahí los tradicionales conectores de MIDI (en DIN de cinco pines) y el de USB, con un conmutador para el uso alternativo de estas dos conexiones (ya que también puede controlarse su vía MIDI a través del USB).

Posee salidas especiales para conectar hasta dos cabinas de altavoces, aunque una (que es lo que yo hoy aquí pruebo) ya es más que suficiente.

Junto a la conexión de la clavija por donde entra la corriente eléctrica al aparato, lleva un dispositivo de fusible, muy fácil de ser sustituido si ello fuera necesario.

Caja de altavoces “ABM210T COMPACT 300 W”
Vienen en un gran “cajón” de impecable aspecto en negro, fabricado en láminas de madera de abedul y reforzadas con metal; con cantoneras en sus esquinas también en metal negro. Su altura total llega, más o menos, hasta las rodillas del músico. A cada lado posee unas asas o agarraderos de aspecto muy sobrio y eficazmente cómodos.

El peso de este cajón hace complicado sostenerlo fácilmente con ambos brazos (el músico generalmente tampoco será un atleta...), por lo que resultará necesaria la ayuda de otra persona, como explicaba antes. Yo le colocaría un pequeño “carrito con ruedas” que lo recogiera por debajo del mueble, para así tener un transporte lineal más razonable. Aún más, proporcionaría este suplemento como parte de los elementos de serie junto con el bafle.

Dentro hay dos magníficos altavoces de diez pulgadas, y también contiene un notable tweeter o altavoz de frecuencias agudas. Estos altavoces están en exclusiva diseñados por ASHDOWN (de la serie “Blue Line”), que asegura su proyección de sonido hasta mucho más lejos que desde la posición en que esté situado el músico que los use.

Por detrás tiene un par de salidas de aire tipo “Reflex” y un conmutador especial con el que sacarles un mayor partido, según la potencia en vatios que le suministremos.

ASHDOWN LABS fabrica otros muchos modelos de amplificadores
Y de varias series, muchas de ellas precursoras a la que aquí presento.
Por ejemplo, la serie AL, con ecualizadores gráficos de hasta 12 bandas y variadas potencias.

También otros tipos de COMBOS donde su cabezal y sus altavoces quedan integrados en el mismo mueble y no separadamente, como en el caso que hemos visto.

En otra de sus series denominada AMB también podremos elegir diferentes tipos de cabezales y de cajas acústicas, así como entre otras series designadas como MAG, EB o ELECTRIC BLUE, con variados precios y prestaciones. Existe, finalmente, la serie ALL ACCESS BASS que, en general, ofrece menos prestaciones, potencia y precio.

También fabrica excelentes pedales de efectos electrónicos para contrabajo (de “octavación”, “compresión dual”, “Envelope”, “Chorus”, etc.)

Conclusiones
Magnífica esta cabeza amplificadora por su reducido tamaño, sobrada potencia, cómodos controles, muy precisos y abundantes, y una excelente solución para su transporte.

El bafle, con excelente aspecto, altavoces y sobriedad, difícilmente podrá ser movido por una sola persona, a pesar de sus magníficas asas situadas a cada lado, razón que me hace bajarle un poco “mi nota de Acabado”. De todos modos es un EXCELENTE PRODUCTO.

 

08/05/2007

Para ver la ficha técnica y tabla de valoración descarga la Revista en PDF

Warwick Sweet 25.1, potencia para tus bolos

  • Escrito por Ignacio Martín Sequeros
Txt: Martín Sequeros

El primer paso de esta Compañía, lo originó Fred Wilfer, ciudadano de Walthersgrün (en Alemania) que tras acabar la Segunda Guerra Mundial y ayudado por los norteamericanos, mejoró la fabricación de los violines que se hacían en Schönbach. En esos tiempos de la posguerra no era fácil encontrar los materiales adecuados para lograrlo, pero él desde Munich luchó, no sólo por conseguir tal fin, sino que aún tuvo las agallas de fundar en 1946 la fábrica de guitarras FRAMUS (un anacronismo unido de FRANCONIA, ciudad en la que los manufacturaba y MUSICAL INSTRUMENTOS que es lo que él obtenía).

Su desarrollo fue espectacularmente creciente en esos años y su demanda muy progresiva incluso en sus exportaciones a EE.UU., por lo que en 1955 Fred Wilfer inauguró una súper fábrica en Bubenreuth en la que ya trabajaban más de 300 empleados que también creaban, entre otras cosas, nuevos modelos de cítaras, banjos y contrabajos.

En 1966 amplió ese negocio creando una fábrica nueva en Pretzfeld (que se añadía a la anterior) y llegado 1971, FRAMUS celebró su 25 aniversario con gran éxito, aunque en esos momentos aparecieron otras fábricas de la competencia que casi llevaron a la bancarrota a la de FRAMUS en 1975.

WARWICK comienza su andadura
Su hijo Hans Peter, entró en ese momento en el negocio, para como un Ave Fenix hacer resurgir los ánimos a su padre, pues así y ya en 1982, Hans estableció la compañía WARWICK, aunque con identidad propia. Desde ese momento el éxito de esta nueva Compañía apaciguó el “bache moral” que en FRAMUS obtuvo su padre Alfred Andreas Wilfer, quien finalmente falleció en diciembre de 1996 a sus 79 años.

Desde Bavaria, WARWICK alcanzó un éxito sin precedentes en Alemania por sus fabricaciones en instrumentos musicales y pronto fueron exportados con gran demanda por todo el mundo. No sólo fabricó bajos eléctricos extraordinarios, sino también los amplificadores con los que conseguir su mayor eficacia para lanzar su sonido. No debemos olvidar la producción de magníficas cuerdas para esos bajos y las que la propia WARWICK representaba, como las de las marcas ROTOSOUND, RICKENBACKER, SEYMOUR DUNCAN y HERITAGE. Yo las consumo muchas veces en mis guitarras-bajo y estoy encantado por ello.

En 1995 WARWICK volvió a tomar bríos al inaugurar una nueva fábrica en Markneukirchen (Sajonia) con los últimos adelantos tecnológicos que ayudaron en sobremanera a una mejor y refinada selección del trabajo, que realmente era muy laborioso y artesanal (selección y secado de maderas durante cinco años, su cuidadoso cortado desde los troncos del árbol correspondientes, procesos electrónicos, etc.) Sus productos se venden hoy a más de 50 países, abriendo oficinas incluso para el mercado Chino en Shangai.

Sus guitarras-bajo tienen un impresionante prestigio mundial y un absoluto respeto desde EE.UU., donde también las demandan.

Oferta hoy de amplificadores WARWICK
Me encantaría comentar más sobre otros de sus productos, por ejemplo sobre sus excelentes guitarras-bajo, pero por razón de espacio en este artículo sólo me ceñiré ahora al tema de sus actuales amplificadores.

· SERIE PRO FET.- Se trata de “cabezales” (sin caja de altavoces a las que luego se conectarán) de un tipo semi-profesional que contienen cuatro controles de tono a modo de ecualizador, más un conmutador de “profundidad” (DEEP) y otro “de brillo” (BRIGHT) para ajustar su fuerza al sonido deseado, desde nuestro instrumento musical hasta el final de la línea (casi siempre los altavoces). Tienen también integrado un compresor para darle una mejor capacidad de sonido “compacto”. Se ofrecen en dos modelos: ProFet 3.2 y otro mayor denominado ProFet 5.1.

· SERIE TubePath.- WARWICK está muy orgulloso de este producto, que considera como de cabezales profesionales, cuya característica principal es que su previo está construido con válvulas, lo que le proporciona una calidez y profundidad de sonido muy especial y maduro. A ese previo de válvulas le unen una eficaz sección con MOSFET, que amplifica la señal en grado de solemnidad. De esta serie ofrecen asimismo dos modelos: TubePath 5.1, diseñado para grandes escenarios, y el TubePath 10.1, con una aún mayor potencia disponible. Son dos auténticos modelos de fuerza amplificadora.


· SERIE X-TREME.- Son también unos cabezales profesionales Solid State con ecualizador a tres bandas, un compresor integrado, función boost y ajuste de sonidos puntuales y variados, que pueden ser disparados por el músico mediante un conmutador de pié (footswitch). Se ofrece en dos versiones: X-TREME 5.1 y el X-TREME 10.1, con diferente cantidad de potencia para cada uno de ellos.

· Existen también diferentes tipos de CAJAS ACÚSTICAS a los que conectar los amplificadores hasta aquí descritos y, por supuesto, con diferentes capacidades y tipos de altavoces que contienen cada una.


· LOS COMBOS.- Son una cajas de diferentes tamaños en las que se combinan juntos, los altavoces, así como la cabeza amplificadora, con su correspondiente previo en la parte superior de esas cajas. Según los elementos integrados a cada una de estas combinaciones de equipo y dependiendo del fin al que se destinan (para ensayos, como monitor de escenario, para el estudio de grabación, etc.) los ofrecen en diferentes modelos, bajo las denominadas series BLUE CAB (modelos 15, 30 y el 60), TAKE 12, la serie SWEET (modelo 15.2 y modelo 25.1) y la serie más profesional que corresponde a sus modelos CL DL 4, CCL ND 4, CCL ND 8 y CCL 210 ND 8. Cada opción o modelo va equipado con diferentes tipos y cantidad de altavoces, cuyo espacio o volumen son de mayores o menores dimensiones, según sus posibles configuraciones en cada caso por equipamiento, en vatios y en variados controles.

Podríamos analizar cada uno de todos estos modelos, que sin duda tienen personalidad propia y posible uso (si así no fuera, no los fabricarían...), pero para no ser aburridos y porque a mis manos en este momento han llegado sólo dos modelos de COMBO muy concretos, voy a referirme a ellos. Ambos son productos muy fiables, con características óptimas y comodidad de uso, si bien uno, el modelo BLUE CAB 15 es en tamaño muy inferior al otro, denominado SWEET 25.1. Ambos llegan en sus cajas precintadas con una hoja adjunta para cada uno, donde a modo de “partida de nacimiento” aparecen varias líneas correspondientes a los chequeos concretos y particulares de cada producto, con fecha y FIRMA de cada uno de sus técnicos, advierten de cada control de calidad a los que ha sido sometido individualmente cada aparato salido de la fábrica. Leo hasta CATORCE diferentes controles de calidad, por ejemplo sobre posibles “ruidos de fondo al amplificar su sonido”, posibles fallos en las funciones de los controles de los circuitos o potenciómetros y conmutadores integrados, etc. Los alemanes son así... y de esa forma, no dudan en estar seguros de poderte ofrecer una buena garantía de su producto.

COMBO BLUE CAB 15
Es un útil y llevadero amplificador, “casi de bolsillo” y seguro podremos usarlo en infinidad de ocasiones unido a nuestra guitarra-bajo.

Entrega una potencia de tan sólo 15 vatios y va equipado, entre otras cosas, con un altavoz de 8 pulgadas, pero también dispone de un ecualizador a 3 bandas, conexiones para entrada y salida de efectos, dos aberturas “reflex” traseras para mejorar el sonido de las frecuencias graves y un soporte retráctil y eficaz trasero para poder inclinar toda la caja hasta 45 grados respecto a su posición normal, lo que nos ayudará a escuchar su sonido cuando lo tengamos apoyado en el suelo junto a nuestros pies.

Tiene salida de auriculares (que silencia el sonido del altavoz cuando los usemos) y un asa en la tapa superior que nos facilitará su transporte. Sólo pesa 10 Kg y sus dimensiones son de 300 x 250 x 405 mm.
Hay otros modelos similares a este, pero de tamaños algo mayores: el BLUE CAB 30 (de 30 vatios y altavoz de 10 pulgadas) y el BLUE CAB 60 (60 vatios, altavoz de 12 pulgadas y que incorpora una entrada de señal auxiliar añadida, por si además de la guitarra-bajo deseáramos también amplificar otra señal diferente y al tiempo en ese mismo COMBO).

El BLUE CAB 15 es el más pequeño de su serie, pero también el más llevadero y menos escandaloso, con suficiente potencia como para amplificar la señal de nuestra guitarra-baja en pequeños recintos, para realizar nuestros ensayos como instrumentista, grabaciones en un estudio de sonido, incluso profesional, o como monitor sobre un escenario, para que nosotros nos escuchemos en condiciones razonables. Desde este mismo COMBO el técnico de sala recogerá y amplificará nuestra señal hacia la mesa general y desde ésta a los altavoces principales de la sala de audiciones; así no tendremos que estar “rogando” a los técnicos en “el evento” que nos suban la señal de nuestra guitarra-bajo a través del resto de los monitores que hayan situado sobre el escenario y, aunque así ya lo hicieran, este COMBO complementaría el sonido de nuestro instrumento a nuestro derredor y a nuestro placer. Los que nos subimos muchas veces a un escenario sabemos muy bien que es importantísimo escucharse bien cuando interpretamos algo, y sobre todo si te rodean más músicos que pretenden hacer lo mismo y en el mismo lugar con sus propios instrumentos musicales. La diferencia de escucharse bien o mal en ese caso es de disfrutar o de hacer el ridículo y acabar por estar demasiado nervioso (“metiendo aún más la pata...”).

Con sólo estos 15 vatios se pueden alcanzar un buen sonido y hasta suficiente como para que los vecinos te puedan llamar la atención “antes de que ese sonido distorsione...” Por supuesto, si ese momento desagradable llega a suceder, conectas tus auriculares a este amplificador y sigues tan tranquilo con tus prácticas o tu grabación, cuando esos vecinos pensarían que lo habrías apagado.

Tiene un compresor electrónico compensado, de modo que te impedirá que el sonido salga distorsionado aunque intentes poner su control de volumen “a tope”. Noto con mi bajo un excelente resultado poniendo ese volumen como “a la mitad”, graves “a tope”, mientras medios y agudos queden como a su mitad.

En definitiva, por el precio que cuesta este modelo puede ser, en infinidad de casos, una de las más útiles herramientas para el músico que necesite amplificar la señal de su instrumento eléctrico; que además del contrabajo, podría ser el de una guitarra eléctrica normal de 6 cuerdas, o de un teclado electrónico, etc.

COMBO SWEET 25.1
Parece en principio un “hermano mayor” con respecto al modelo de WARWICK que acabo de describir. Ambos van forrados con una agradable tela negra de cierta consistencia y con atractiva apariencia, aunque aprecio a mi gusto le faltan unas cantoneras en las esquinas donde, sin duda, acusarán con el tiempo y sufrirán los embates lógicos de golpes por los movimientos en sus desplazamientos.

Este modelo ya tiene unas dimensiones de 54 x 34 x 70 cm, así como en su interior dos altavoces: uno de 15 pulgadas (que proporcionan una “buena pegada” al sonido de nuestra guitarra-bajo), otro de 6 pulgadas (que permite una grata “brillantez” a ese sonido) y además un “tweeter” de alta frecuencia (conmutable) que aún “colorea” a nuestro sonido y a nuestro gusto para cada ocasión que lo requiramos.

Sus 250 vatios RMS le confieren ya una presencia diferente, tanto en un estudio de grabación o ensayo como sobre un escenario. Por sí sólo es capaz ya de sonorizar estancias mayores, aunque siempre es aconsejable para salas grandes proporcionar desde este COMBO nuestra señal de sonido hacia la mesa principal de la sala para que su técnico nos distribuya mejor nuestro sonido hacia aquellos rincones que nosotros no controlemos desde nuestro puesto de intérprete musical. Por detrás tiene una salida balanceada especial para esa conexión profesional hacia la mesa de sala, aunque también tiene salida de línea sin balancear. Con un conmutador podremos elegir el tipo de salida de señal que queremos entregar: salida de línea antes o después de los efectos que le incorporemos al previo.

Dispone de un LED especial que visualmente controla nuestra “ganancia”, para así evitar distorsiones, también controles especiales de “profundidad” (Deep) y de “brillo” (Bright), además de los controles generales de graves, medios y agudos (con ecualizador a 4 bandas); así mismo tiene circuito con entrada y salida para añadirle efectos externos, una salida especial para que logremos una correcta afinación de nuestra guitarra-bajo sin que nadie a nuestro alrededor aprecie que estamos ejecutando esta función.

Muy importante parece su compresor interno, que es ajustable a nuestro gusto, proporcionándonos con ello un sonido muy “compacto”. Igualmente tiene un conmutador especial de “Contour” que definirá aún más el “color” de nuestro sonido. El resultado final con mi bajo no me ha defraudado en absoluto...

Tiene igualmente salidas “reflex” que mejoran la calidad de nuestros sonidos graves. Su refrigeración es mediante un par ventiladores muy silenciosos que sacan el aire caliente por detrás del amplificador y que se ponen en marcha automáticamente por si solos cuando sea necesario.
Como en el modelo descrito anteriormente, un soporte retráctil trasero, permitirá inclinar todo el conjunto hasta con 45 grados con respecto a su verticalidad del suelo sobre el que se asiente.
El peso total de este COMBO es de 32 kilos. Tiene un interruptor con toma de tierra para compensar posibles ruidos de fondo que pudieran ocasionarse por tal causa.
Existe otro modelo inferior a este denominado SWEET 15,2 con altavoz de 15” y Tweeter, de solo 150 vatios pero con ecualizador a 8 bandas, con un peso de 28 Kg y tamaño de 53 x 33 x 63.
Está claro que “por un poco más”, yo ya prefiero las prestaciones del modelo 25.1 que he probado y tiene una rotundidad impresionante para mi guitarra-bajo. Pesa un poco para levantarle una sola persona, pero con la ayuda de otra, se desplaza muy cómodamente, gracias a un par de asas grandes incrustadas a cada lado de la gran caja de madera que constituye el Combo.
Sin duda con este COMBO lograremos sentirnos estar algo más que desahogados en el escenario o para dejarle instalado en un Estudio de grabación o de ensayos. Deberías de probarle antes de decidirte hacia otras opciones en el mercado. El precio es algo alto, pero en su relación por la calidad y prestaciones ofrecida, parece ser algo a tener preferentemente muy en cuenta.

 

21/11/2006

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