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Ricardo Sanchís Flamenco Extra. Investigación y buen hacer.

flamenco extra

La construcción de un instrumento musical tiene, desde mi visión como guitarrista, dos aspectos complementarios: uno puramente técnico, incluso podríamos decir científico; el otro tiene que ver con la sensibilidad, la imaginación y el buen gusto. Es este último, el que puede elevar la creación de un instrumento a "obra de arte". A nadie debe extrañar, por lo tanto, que muchos instrumentos musicales hayan pasado a los museos como piezas únicas, constituyendo un autentico deleite para la vista y por supuesto para el oído.

chema vilchez retratoEn la época actual, donde la industrialización y los productos de consumo rápido lo invaden todo, es de agradecer encontrar espacios para la creación esmerada, la investigación y el buen hacer. Sin duda, en el campo de la construcción de guitarras, cuando nos referimos a los instrumentos de Ricardo Sanchís Carpio, nos hallamos ante uno de esos espacios.

En el momento que David, director de la revista, me sugirió hacer un artículo sobre una de sus guitarras me alegré, ya que las conozco desde hace algunos años y siempre me han parecido de una calidad excepcional. No en vano, Ricardo Sanchis pertenece a una familia de luthiers desde hace varias generaciones, y toda esa experiencia y conocimientos se reflejan palpablemente en la construcción de sus guitarras.

Construcción
La guitarra que me han enviado es un modelo de primera, denominado Flamenco Extra. Los elementos que la componen son de gran calidad, y la selección de las maderas es excelente. La tapa es de pino abeto alemán, los aros y fondos de ciprés. El mango es de cedro de Honduras y el diapasón de ébano. El clavijero es de extraordinaria belleza, afina muy bien, ajustándose perfectamente y teniendo un recorrido preciso. El acabado del barniz es de color rojo, aunque en otras guitarras del mismo modelo, lo he visto en acabado natural. La formula del barniz es esencial, ya que puede apagar o entorpecer la vibración del instrumento afectando, en gran medida, el timbre y volumen final. La roseta es muy bella, tiene un fino y oscuro entrelazado con un motivo geométrico en el centro. Por dentro el instrumento se percibe, al menos hasta donde mi vista alcanza, perfectamente ensamblado y con una terminación muy cuidada.

Tocando
Lo primero que siento al tocar en esta guitarra, es que es ciertamente cómoda, la mano izquierda fluye bastante ágil por el diapasón y las técnicas de ligados se pueden desarrollar con facilidad. El ancho del mástil es de 5,1 cm en la cejuela y de 6,3 cm en el traste 12. El radio tiene una medida que permite una disposición muy holgada de la mano. A su vez, posee bastante sustain, lo cual provoca la "curiosa" sensación de que los sonidos emanaran por sí solos. El entrastado está perfectamente realizado, y ello ayuda a que la yema del dedo se sitúe sin dificultad en el traste, haciendo que el sonido surja limpio y sin cerceos. La mano derecha también se acomoda confortablemente y, apenas ejerciendo un poco de energía en picados y rasgueos, se consigue un volumen sonoro más que considerable.

Cabe destacar que es una guitarra muy balanceada en cuanto su ecualización natural. Debo decir, haciendo un inciso, que cada guitarra es completamente diferente a otra , y que, a pesar de estar evaluando el mismo modelo construido con semejantes maderas, nunca encontraremos dos guitarras que suenen exactamente iguales. En este caso, esta guitarra tiene unos agudos bellos y expresivos. La tercera cuerda, que suele ser crítica, suena muy bien. Los bordones suenan realmente profundos, tienen ese "punto de rugido", característico en las mejores guitarras flamencas. Bajo la técnica de alzapúa, despliega un timbre de frecuencias medias graves hondo e intenso.

El sonido
El sonido en general posee cuerpo y carácter. Es de destacar la vibración de la madera, tanto en la tapa armónica como en el fondo. Este aspecto no debería soslayarse. Con frecuencia me he encontrado con guitarras, (con un elevado precio por cierto), en las que la vibración se quedaba en la cuerda y el resto del instrumento parecía un simple mueble que las acompañaba. Esto, por desgracia, es demasiado habitual. Una buena guitarra, como en este caso, debe vibrar, ayudando de esta forma a la proyección del sonido; y si esa vibración pasa a nuestro propio cuerpo es una señal inequívoca de que nos encontramos ante un instrumento de calidad.

Quiero destacar que, después de varios días tocando en ella, el sonido ha ido ganado en volumen y matices. Por lo general una guitarra recién hecha apenas puede ofrecer una pequeña parte del potencial latente. Curiosamente algunas guitarras, tan solo unas horas después de haber sido tocadas, empiezan a mostrar sus particulares posibilidades.

Conclusiones al banco de pruebas
Me dicen que el precio de la guitarra con el estuche es de 2.436 Euros. El valor de una guitarra flamenca de estas características suele ser el doble, así que la relación calidad precio la considero muy aceptable.

En conclusión, debo decir de esta guitarra me parece excepcional, posiblemente el sueño de cualquier buen guitarrista. Por otra parte, no puedo sino añadir que mi análisis en este artículo quedaría bastante exiguo de no remitirme a otras guitarras de Ricardo Sanchís Carpio, las cuales he tenido la oportunidad de, ya no sólo probar, sino contar con ellas entre mi equipo habitual. Como ya comenté al comienzo, las conozco desde hace muchos años, las he comparado con guitarras de las casas más importantes internacionalmente, en ocasiones con modelos que cuadriplican el valor de la que hoy estoy analizando. Después de la experiencia de esos años, mi impresión es que Ricardo Sanchís es uno de los mejores constructores que podemos encontrar actualmente. No es una impresión puramente personal, está contrastada con muy buenos guitarristas, con los que he pasado horas analizando sonidos de unas y de otras, aquí y allá.

Cada guitarra es un mundo, y nunca, antes de estar completamente terminada, podemos pronosticar con seguridad la calidad sonora del instrumento. He podido apreciar con cierta frecuencia, que lo normal, incluso entre los mejores constructores es que, de cada diez guitarras que terminan, tres o cuatro salgan realmente buenas. Excepcionalmente, con unos pocos luthiers, esta proporción puede llegar al porcentaje más alto. Sinceramente creo que éste es el caso de las guitarras de Ricardo Sanchís Carpio. De todas formas conviene estar muy atentos a las guitarras que están construyendo sus hijos, dos chicos muy jóvenes y que están realizando un trabajo serio, teniendo como resultado, bajo mi opinión personal, algunas de las mejores guitarras que he escuchado en mucho tiempo.

 

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