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Fender Stratocaster Deluxe Roadhouse ¿Una SRV mejicana?

Hacía tiempo que no hincábamos el diente a ninguna pieza de este histórico coloso guitarrero. ¿Qué podía esperar? En los últimos años, las series mejicanas de Fender® han contemplado un incremento de la calidad con mucha más diferencia, respecto a la evolución de las made in USA. Y hete aquí un modelo de la serie Deluxe que rezuma aires del más agresivo blues eléctrico, con una electrónica y acabados que evocan el incomparable maestro tejano, cuyas cuerdas dejaron de vibrar, desafortunadamente, en 1990. Ni que decir tiene que se trata de un modelo que antaño se fabricaba únicamente en Estados Unidos. Veamos qué tal ha salido esta pequeña del horno guate.

Desembalando
La guitarra llegó del distribuidor perfectamente embalada. Tras abrirla, una sorpresa agradable brilló ante mí: la guitarra la albergaba una funda bien acolchada Fender Deluxe. Siempre he preferido los estuches rígidos, pero este detalle es de agradecer, pues me consta que hay guitarras de gamas y precios similares que vienen “peladas”, sin estuche e incluso sin accesorio alguno.

Desenfundamos nuestra pequeña y observamos el clásico diseño Stratocaster, con el archiconocido acabado difuminado “Sunburst” tricolor. Ello unido al tinte anaranjado del mástil, le da un aire muy vintage. 21 trastes medium jumbo, con incrustaciones de punto sobre diapasón de arce, mástil de arce atornillado, cuerpo de aliso con golpeador marrón difuminado brown shell, y todo el hardware estándar de las Deluxe cromado: puente de seis puntos con trémolo y afinadores Fender de aleación. Por otra parte, tenemos tres pastillas sencillas Texas Special, con selector de las típicas cinco posiciones tradicionales de Strato (selección de las tres sencillas –posiciones uno, tres y cinco-, y selección de puente/central y central/mástil –posiciones dos y cuatro-), cuya regulación se realiza a través de un potenciómetro de volumen general, y dos de tono (pastilla de mástil y central, respectivamente).
Parece que la cosa pinta bien. Veamos qué tal cuaja en nuestras manos.

Puesta a punto: construcción y ajuste
Lo primero que me ha sorprendido: el mástil. Se trata del caso con perfil en “C”, con un tacto absolutamente exquisito. El acabado tintado de poliuretano pulido resulta una textura de lo más sedosa, permite un desplazamiento sumamente agradable y hace que la guitarra se preste a la velocidad con mayor facilidad. Es justo lo único que echaba de menos cuando probé la Classic 60, cuyo acabado tenía un lustre mucho mayor. La pala corresponde al típico diseño de los 60, que caracteriza a la mayoría de las Stratos (la pala grande es más “setentera”).

No es la primera vez que me sorprende el mástil de una Fender mejicana. Pienso que la planta de Ensenada se ha esmerado especialmente en la producción y calidad de los mismos en los últimos años.

Respecto a la elección de estos materiales, lo cierto es que me ha parecido adecuada, ya que respeta el clásico canon de corte Stratocaster, a fin de obtener el inmortal tono proporcionado por este diseño durante décadas. El aliso es resonante y proporciona frecuencias medias enfatizadas, mientras que el arce incrementa el brillo, con lo cual, me espero un buen tono definido y brillante. El hardware es de calidad aceptable y, como digo, es estándar a todas las Deluxe y está construido con diversas aleaciones.

Sin embargo, quizá alguna innovación o característica extra hubiese hecho aumentar la variedad y no ceñirnos exclusivamente a lo tradicional, como por ejemplo: alguna modificación en el hardware (cejuela, guías de polea), electrónica (un interruptor o push-pull que permitiese activar la pastilla del mástil y la del puente simultáneamente), etc. De todos modos, puestos a pedir, podríamos hacer una lista sin fin con cualquier guitarra, ya que este asunto está sujeto a bastante subjetividad. Ello, por no mencionar que en el modelo americano no se apreciaban tales modificaciones.

Bien, pongámonos en marcha. De entrada, debo comentar que Fender, por lo general, al igual que muchos otros fabricantes, no ofrece a mi entneder un ajuste pre-fábrica muy elaborado. Lejos de mermar el control de calidad, supongo que el equipo de Fender ha considerado, con buen criterio, que el músico que adquiera el instrumento lo ajustará según su conveniencia. No obstante, no está de más, ya que estando en la tienda, nos ahorra el tener que ajustarla para probarla, y puede valorarse la resistencia a la desoctavación.

El ajuste que he llevado a cabo para la prueba ha procedido tal que así: alma y puente, de forma que la acción quedase elevada especialmente desde el traste 1 hasta el 12. ¿La razón? Este diseño pide a gritos que ataquemos con fuerza sus cuerdas y sacar ese sonido blusero y rockero tan crujiente, más que recorrer el mástil a toda velocidad, cosa que procederemos a hacer entre dichos trastes. El único inconveniente será un ligero cerdeo en los trastes más agudos.

Tocamos unos acordes abiertos y la resonancia es bastante aceptable. Como digo, el tacto facilita mucho la tarea y el empaste de las cuerdas es bueno. Hablando de cuerdas, la guitarra viene de serie equipada con un juego de Fender Super Bullets de acero niquelado, del 0.009 al 0.042. No está mal, pero este concepto de guitarra es susceptible de montar unas cuerdas más gruesas (al menos un 0.010), ya que la idea es producir un tono propio de blues o de funky, en su aspecto más salvaje, y un mayor calibre proporcionaría más cuerpo al sonido. Hablaremos de ello más tarde, pues por ahora, analizaremos lo que se nos brinda de fábrica.

Con las manos en la masa: acción y sonido
Procedamos a amplificar a nuestra huésped. Emplearemos un Mesa Boogie Roadster. Ante todo, configuraremos una ecualización plana, para comenzar, en canal limpio.

a) Sobre la electrónica
Las Texas Special lo dicen todo: sonido brillante y crujiente, con ganancia media (algo más que las Custom 54). Un tono dulce y rico en medios y agudos, pero equilibrado, claro y potente, gracias a la calidez del imán de alnico V. Teniendo en cuenta los artistas que se han decantado por este trío, que durante años ha definido el blues tejano, me ha parecido una excelente elección (por no mencionar que ha sentenciado el tono característico de muchos artistas, como SRV o Mark Knopfler). Se me ha ocurrido elevar un poco más la altura de las pastillas central y del puente para obtener ese crunch tejano tan característico. La altura de la del mástil la mantendremos media, para evitar la producción de armónicos dobles, et voilà: tenemos una gran guitarra, por unos 700 € capaz de emular el tono característico del gran Stevie Ray Vaughan, que en paz descanse.

b) Probando diversas configuraciones
Lo bueno de la guitarra blusera tejana es que lograr el tono representativo es bastante sencillo, con las pastillas adecuadas. En el caso de la Roadhouse, se limita a ajustar la EQ a nuestra preferencia y elegir un grosor de cuerdas adecuado.

Ahora, vayamos por partes. Al tocar en configuración limpia, me ha sorprendido lo bien que se adapta esta guitarra a ataques fuertes, el gran volumen que se saca y lo bien que resiste el mástil a dichas aplicaciones, así como el empleo del trémolo -cuidado en esto último, pues abusar del vibrato desembocará inevitablemente en problemas de octavación-. Ello ha conducido a que la guitarra resista bastante bien frente a la desafinación.

Vamos añadir un poco más de ganancia a nuestro tono, en un canal más blusero (en nuestro caso, el segundo). El sonido rompe muy bien al atacar con fuerza, y un agresivo tono acampanado twangy brota del amplificador al emplear las posiciones 2 y 4, tan características de la Strato, mientras que la posición 1 me lo ha puesto a tiro para sacar todos los armónicos chirriantes que he querido.

Volviendo a mi favorito de la Roadhouse: el mástil. No he podido evitar hacer pruebas para comprobar el sustain. Mediante bendings, de nuevo me sorprendo; el tono se sostiene indefinidamente. Excelente sustain.

A menudo me he topado con guitarristas que no comprenden el porqué de la adición de controles de tono, siendo que hablamos de un diseño y estilo que exige, fundamentalmente, un sonido brillante y definido. Algunos esgrimen que hay que mantener el eterno diseño de la Strato. Mi opinión viene a ser un híbrido entre ese argumento y el hecho de que, en ocasiones, puede ser interesante recortar un poco agudos a la hora de realizar solos con la pastilla del mástil, algo que comprobamos, y obtenemos un sonido más cálido y jazzero, con lo cual, incrementamos la versatilidad, amén de combinar esta posibilidad con las cinco posiciones de pastilla.

Resulta realmente convincente, y más si tenemos en cuenta el precio. Soy un guitarrista más bien cañero, pero me gusta la versatilidad, y la verdad, la combinación de un logradísimo tono Blues-Rock equilibrado con un tacto de lo más aterciopelado ha hecho sentirme como pez en el agua. Definitivamente, más cómodo que con la serie Highway 1.

Algunas ideas para optimizar el instrumento
Algo que es común a todas las guitarras eléctricas, desde las gamas más bajas, hasta las piezas maestras de artesanía Custom Shop, es el ajuste estructural del instrumento, para enfatizar aún más su concepto de diseño.

Lejos de insinuar que esta guitarra debería modificarse (en verdad, todas, según nuestra preferencia, pueden/deben), sí que pueden aplicarse ciertas medidas de adición/ajuste, que hagan de la Roadhouse una máquina de blues y rock, por un precio más que interesante, sin variar sustancialmente su constitución de fábrica. Veamos.

Una puede ser el cambio de cuerdas a un calibre más elevado, como el 11. Obviamente, tratándose de una guitarra con trémolo, esto exige la compensación de fuerzas de tensión, mediante la instalación muelles de menor índice de tracción, así como un paciente ajuste del alma. En nuestro caso lo he probado, y la diferencia es absolutamente palpable. La guitarra grita y suena con más “pegada”.

Por otra parte, también podrían añadirse una guía extra en la pala, o cambiar la cejuela de plástico por una de micarta, hueso o grafito, a fin de mejorar la octavación que es, de por sí, muy buena.

Conclusión
Antes de finalizar el banco de pruebas, como siempre, me gustaría hacer una reflexión sobre el precio. El PVP es 729 €, IVA incluido.¿Por poco más de 700 €, una señora Stratocaster mejicana de gama alta, excelentes acabados, sólida como un tanque, electrónica americana adecuada a este concepto y un mástil ultra-sedoso que se ajusta como un guante a nuestra mano? Eso es lo que llamamos una excelente relación calidad-precio. ¿Qué no me ha gustado? El hecho de que no percibo en la guitarra un producto innovador, sino que viene a ser un poco más de lo mismo, en versión mejicana. No obstante, el blues, por lo general, no es un estilo precisamente abierto a innovaciones tecnológicas, con lo cual, queda perdonado.

Dicho y hecho, la Deluxe Roadhouse responde de forma magnífica a las exigencias del entusiasta del Blues-Rock, tanto en sonido, como en diseño, construcción y tacto. Una apuesta segura, por parte de una firma que garantizó el inicio y asegurará la permanencia de este estilo inmortal.

 

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