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Ángel Celada, entrevista. Batería gran reserva

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Hay nombres que conforman la historia de la música de nuestro país. Nuestro invitado de hoy es uno de ellos. Desde ISP Música, siempre intentamos cubrir el abanico real de la música. Y cuando decimos el abanico real, no hablamos de los aspectos comerciales que conoce el gran público. Para hacer discos hacen falta músicos de verdad, no sólo los que ponen la cara como figurantes, sino artistas como Ángel Celada, con el que charlamos hoy. Una guitarra es algo que cualquiera puede tener en su casa, no pasa lo mismo con una batería. ¿Cómo fueron tus comienzos? ¿Cómo es ese “mamá, quiero ser baterista”?
Uf! Complicado. Por alguna razón que aún no comprendo, mi vocación era clara, me encantaba la música y quería ser batería, pero primero estaba la dificultad de poder comprar una y, después, ¿donde meterla? Me regalaron una y el padre de un amigo nos dejó un local donde fui dando mis primeros pasos, comenzaron a llamarme grupos que en Vitoria ya funcionaban y eso me permitió seguir aprendiendo y disponer de un local para poder practicar. En cuanto a lo de mi familia, bueno, como cualquiera puede imaginar, mis padres querían que hiciese una carrera más convencional, como hobby sí, pero como algo que me apartara de eso… Fue cuestión de perseverar, ellos fueron viendo poco a poco que la cosa iba en serio, y... hasta ahora que, cómo no, son mis mejores fans.

¿Quiénes fueron tus referentes?
Entonces escuchaba sobre todo Rock-Blues, grupos como Led Zeppelin y, especialmente, Free, este grupo me marcó de una manera muy especial, me encantaba su música, bueno, aún me encanta. Free ha sido mi grupo de rock. Siento verdadera devoción por los cantantes, suelo decir que quiero tocar la batería como canta Paul Rodgers (Free), Steve Winwood, Roberta Flack… Qué maravilla cantar así. En cuanto a estrictamente baterías, en aquella época mis referentes eran Simon Kirke (Free), John Bonham, Charlie Watts… Después vinieron Steve Gadd, Billy Cobham…

¿Quiénes crees que son referentes actualmente?
Es difícil responder a esa pregunta, es muy personal, te puedo responder en lo que a mí respecta; hay muchos; me gustan especialmente los baterías asentados, de sonido grande, grueso, que no es lo mismo que duro o agresivo. Me encantan Mickey Curri, Abe Laboriel, Steve Jordan… y aunque ya no esté, Jeff Porcaro, su groove, su sonido, su calidad rítmica era soberbia; era único, y no es algo que sólo piense yo.

Estás considerado como uno de los mejores baterías de pop-rock de España y, además, te encanta el jazz... ¿Con qué estilo musical te sientes más tú?
Como se puede deducir por lo comentado hasta ahora, soy un batería con clara tendencia al Rock-Blues, al R&B. Aunque coquetee con otros estilos, es ahí donde estoy más cómodo y me encantan los tempos medios, lentos o muy lentos, tanto binarios como ternarios, hay espacio, puedes recrearte con los sonidos, con las notas… Decía Chad Smith (Red Hot Chili Peppers): “tocar rápido, en realidad, puede hacerlo cualquiera, tocar lento es verdaderamente difícil”. Tocar rápido puedes conseguirlo en base a practicar hacia ese objetivo, pero para tocar lento el método no es tan claro; es como una lupa, las distancia entre golpes son mayores, es difícil ser preciso, exige tocar muy asentado y tener un gran tempo interior.

¿Existe la forma de tocar la batería al estilo de Ángel Celada? ¿La afinación de los toms en tu set está relacionada con ese sabor tan particular que emana tu inconfundible sonido?
Claro que existe, es la forma en la que toco yo… jajaja! Sinceramente, eso yo no lo sé, si fuese así, pues estupendo, en cualquier caso tampoco es algo que me preocupe. Cada vez trato de tocar más como siento, bueno, ni trato, es algo inevitable. Con el tiempo creo que esto se acentúa, como músico y como persona. Con respecto al sonido, mira… la pintura por la vista, la comida por el gusto, la música… por el oído, lógico ¿no? Es muy importante el sonido, no creo que sólo sea la afinación de los toms lo que caracterice el mío, es un poco todo, la caja, el bombo, las medidas, la elección de los platos; trato de que todo empatice, busco un sonido cálido y homogéneo sin que nada rompa o destaque de una manera especial. Es por eso que llevo medidas grandes, tanto en cascos como en platos, son más cálidas y discretas, empastan mejor con la música, al destacar menos pasan más desapercibidas, te hacen tocar de otra manera. No busco referentes, mi referente es ese sonido que tengo en mi interior, es una sensación y cuando se produce, digo: “ok, esto es lo que quería”. Pero sin olvidar que, al final el sonido, en una medida importantísima, lo tienes tú; por eso en un mismo set y con la misma afinación, a cada batería le sonaré de una manera diferente.

El Último de la Fila, Mecano, Serrat, La Orquesta Mondragrón, Revolver, Nacho Cano, La Unión, Manolo García... Llevas una amplia carrera a tus espaldas, pero “escondido” tras tu batería ¿cómo se lleva estar a la sombra? ¿Tocando con tanta gente, se trabaja, se aprende, o ambas cosas?


Claro que se aprende, de todo se aprende y se aprende en muchos aspectos, no sólo en el profesional, se convive, se comparte… Y también es evidente que se trabaja, la música es mi pasión pero también mi oficio, yo siempre digo que no toco por dinero, pero si no hay dinero no toco. En cuanto a estar a la sombra ¿a qué sombra? Mira, esto es vocacional, no tengo ninguna sensación de estar a ninguna sombra, disfruto mucho de mi trabajo, es como si el portero de fútbol quisiera disfrutar del glamour de los delanteros que hacen el gol, entonces, se habría equivocado de puesto, desde luego, no es mi caso.

Muchos de los lectores se sienten en ocasiones desanimados por la dificultad que encierra la música en lo concerniente a lo laboral. ¿Algún consejo para no desanimarse? ¿Crees que los baterías están lo suficientemente valorados en España?
Entiendo que si las cosas no van saliendo aparezca el desánimo. Me cuesta dar consejos a no ser que sean muy evidentes, en este caso es delicado, diría que si es una racha, que no se impacienten, que en todos los aspectos de la vida hay épocas, que la paciencia es una gran virtud. Dice una frase que me encanta que “hay que tener cautela en el gozo y serenidad en el sufrimiento”. Si no es una cuestión de racha, es complicado. El tópico sería decir que crean en lo que hacen, que sean perseverantes y que, si hay talento, antes o después llegará. Pero, ¿quién dice quién tiene talento o quién no? A veces es complicado, hay talentos muy obvios y otros quizás más escondidos, más difíciles de detectar. La historia está llena de casos que en algún momento han sido despreciados y luego han sido grandes. También está el factor de la suerte… Quizás la ilusión y la pasión sean dos virtudes que puedan llevarnos a no desesperar.

Respecto a si estamos valorados, la verdad es que yo sí he trabajado con músicos con quienes me he sentido valorado y he sentido el respeto y la admiración, y así debería ser, ya que es un instrumento muy importante. En cualquier caso, en general no creo que los músicos estemos suficientemente valorados.

Tal y como están las cosas, ¿se puede vivir de la música? ¿Qué hay que hacer para introducirse en el circuito profesional, tocar bien o ser dúctil?
Llevo tiempo viviendo de la música, luego es evidente que sí se puede vivir de ella, otra cosa es que seamos unos cuantos afortunados. Me consta que habrá músicos que no lo estén pasando demasiado bien y otros muchos que se ayudan con la pedagogía, etc. No creo que sea realmente fácil, aunque fácil, fácil, no es nada. De todas formas, debes estar siempre atento.

¿Qué hay que hacer para introducirse en el circuito profesional? No creo que sea una época de gran interés por el estilo, ser dúctil siempre ayudará para muchos trabajos donde querrán un músico que haga lo que le digan o lo que ya han hecho otros, y eso no tiene por qué reñirse con tocar bien. Reconozco que siento admiración por los músicos con entidad, pero eso no siempre es una ayuda desde el punto de vista del circuito profesional.

En general ¿Qué consejos darías a las nuevas generaciones para mejorar como músicos?
Como te he dicho, lo de los consejos es delicado para mí; les diría lo evidente, que trabajen de la manera más inteligente posible, pocas cosas se consiguen sin esfuerzo. A veces también es bueno trabajar para hacerlo más sencillo, lo sencillo no es fácil y puede estar cargado de belleza. En ocasiones ocurre que estás trabajando sobre cosas complicadas y en cualquier circunstancia aparece algo aparentemente sencillo y puede complicarte, es importante tener esto en cuenta, a veces dedicamos un culto excesivo a la complicación. Para mí, virtuoso viene de virtud, no necesariamente de hacerlo más difícil. No entiendo la música como algo con esa connotación circense del “más difícil todavía”. Les diría que fuesen curiosos, que tuviesen una curiosidad casi enfermiza; a veces no entiendo la ausencia de duda, la duda es inteligente y te lleva a la curiosidad, y con la curiosidad se aprende; que llegado el momento sean ellos mismos, si no corres el riesgo de ser un imitador; y ¡claro!, que escuchen mucha música, que vayan a las raíces, que escuchen a los maestros, pero no sólo en función de su instrumento, con una visión más amplia, a veces conviene salirse de él y escuchar de otra manera. Es importante tener referencias. Cada uno debe tener su radar y guiarse por su propia intuición. No me gusta decir, ni que me digan, que solamente hay un camino, no olvidemos que hay muchos y diferentes tipos de músicos y que todos no llegan por los mismos métodos.

Con la trayectoria que llevas, ¿queda algún sueño por cumplir?
Cuando estás en actitud de aprender, no piensas en tu trayectoria. No tengo sueños concretos, lo que tengo es intacta la ilusión por seguir haciendo música.

¿Alguna anécdota de todas las giras que has hecho?
No soy de contar anécdotas, a no ser que sea en tertulia con amigos, pero te contaré una que me parece original: Girando con El Último de la Fila, me inventé un personaje y le llamé Jacinto Martín. En los viajes en el autocar del grupo para los desplazamientos, me solía transformar en Jacinto Martín y actuaba, a veces hasta me disfrazaba; era una especie de Rambo pero de pueblo. Se hacían los viajes más cortos y nos partíamos de la risa. Hice una canción (que luego fue nuestro himno), un verdadero hit que bauticé “No me digas que no”, en referencia a las chicas ¡Claro! Después de mi actuación, solíamos cantarlo y consistía en que yo cantaba “No me digas que no” (con mucho vibrato, estilo Jota) y ellos, todos al unísono, contestaban “Dime que sí” (con vibrato similar). Luego yo: “Que no me digas que no” y ellos: “Que me digas que sí”. Yo: “Que no me digas nunca que no”, ellos: “Que me digas siempre que sí”. Y por último y con un grito escandaloso yo: “NOOOOOOOOO” y ellos en sintonía: ”SIIIIIIIIIIIIIII” y automáticamente nos partíamos de risa. ¡Menudo hit...! Pues bien, un día en Barcelona, con la Monumental hasta la bandera, a Manolo (Manolo García) no se le ocurrió otra cosa que, en medio del concierto, presentar a Jacinto Martín, ¡hostia! Yo no daba crédito, me invitó a salir delante del escenario para cantar el hit… Yo me quería morir… pero no tuve otra opción, porque él no seguía con el concierto hasta que yo cantara. Entonces tuve que cargarme de desvergüenza y cantar el “No me digas que no” con coros y todo, imagina, ¡increíble! Pues bien, esto lo repitió en Las Ventas (en Madrid), y en algún sitio más. Al final, te digo en serio, me llegaron a pedir algún autógrafo como Jacinto Martín. Posteriormente, en una gira con Rosana me ocurrió lo mismo. Mi carrera como Ángel Celada peligraba, jajaja…

¿Cuál ha sido tu mejor experiencia? ¿Y la peor?
¿La mejor? No lo sé, he tenido muy buenas experiencias; grabar “Taupadak” en mi disco “Angelitos Negros” a dúo con mi hijo Víctor, fue maravillosa. De todas formas, espero que la mejor aún esté por llegar. Y ¿la peor? Claro que ha habido alguna que otra mala, pero esas procuro olvidarlas.

Sabemos que desde el 92 eres endoser de las baterías acústicas MAPEX pero, ¿cuál es tu relación con las baterías electrónicas? ¿te merecen fiabilidad, te resultan cómodas para situaciones especiales o, por el contrario, te resultan inevitablemente artificiales en tacto y sonido?
Mi relación con las baterías electrónicas es nula; no existe. Respeto todos los criterios, pero para mí, carecen de interés. Como tú muy bien dices, me resultan absolutamente artificiales. Cuando toco en una de ellas, digo: ”Este es otro instrumento, esto no es lo que yo quería tocar de pequeñito”.

Desde las tertulias ISP, su equipo y lectores, Gracias a Ángel Celada.


Ángel Celada utiliza:
- Baterías Mapex Orion
- Platos Meinl Byzance y Mb20
- Baquetas Regal Tip modelo “Ángel Celada”
- Parches Remo

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